3 *s 1 JkP 1 ^^;: 1^ -iff #N* . *%&*£% ]M wrv< <# ' THE LIBRARY OF THE UNIVERSITY OF NORTH CAROLINA ENDOWED BY THE DIALECTIC AND PHILANTHROPIC SOCIETIES F2309.3 .R59 *-._ V^-" UNIVERSITY OF N.C. AT CHAPEL HILL | ' XJ lllllllfflllllllllllllll Jri 00021759991 w * ■is \ v; >^ if ; v. >N DATE DUE 1MAY 2 9 21)03 v. .«K" > GAYLORD • PRINTED IN US A. ^y Digitized by the Internet Archive in 2012 with funding from University of North Carolina at Chapel Hill http://archive.org/details/primeraspginasdeOOroja &**c& ARISTIDES ROJAS PRIMERAS PAGINAS DE UN LIBRO DE LEYENDAS HISTORIGA "DE VENEZUELA HOMENAJE DEL AUTOR A MARACAIBO EN EL CENTENARIO DE SU MAGNO HIJO EL ILUSTRE PROCER GEN ER AL 41 EDICION QUE HACE EL GOBIERNO SECCIONAL DE EL ZULIA bvVt5 y con velocidad in- creible, Aramendi derriba de un sablazo la cabeza de uno de los oficiales € instantaneamente la del otro, y grita: «[Viva America libre!)> en el momento en que ARAMENDI 1 9 los suyos gritaban tambien: «j Aramendi, Aramendi !» y se confundian en la pelea. Voltear gurupa y caer Aramendi sobre los lanceros espafioles, derribando cabezas e inilindiendo el espanto, fue obra de me- mentos. Asi pudo el celebre llanero salvarse de un sa- crificio al cual estaba de antemano destinado. Al lie- gar al campamento esfelicitado porsus companeros, por la manera como se habia salvado de las garras del tigre, segun la frase de Paez. Todos estos guerreros estaban ya tan acostum- brados a estos episodios variados y repetidos, que juzgaban como hechos muy naturales, luchar contra el toro y el caiman, tomar embarcaciones a caballo y a nado e introducirse en el campo enemigo y salir despues de produeir espanto y confusion. Celillos ocultos que con frecuencia se trasparen- taban, abrigaba Aramendi contra Paez. Es siempre la superioridad una fuerza de tal prestigio, que si la mayoria de los hombres la acepta y la admira, es pa- ra la minoria una pesadilla constante. De aqui esas rivalidades ocultas que estallan cuando menos se las aguarda. Aramendi se manifestaba reacio a obede- cer las 6rdenes de Paez, en tanto que los otros oficia- les de igual graduacion, Servian con expontaneidad y placer. Necesitaba por lo tanto aquel una 6 mas leccioncillas de su jefe que le amellaran el caracter altivo y voluntarioso ; y Paez que venia estudiando a su subalterno hacia tiempo, velaba el momento oportuno en que debia domar a su inconsciente rival. En cierta maiiana, cuya epoca y sitio no po- demos fijar, pues los beligerantes cambiaban con 20 LEYENDAS frecuencia de localidad, juzgo Paez que habia lle- gado el momento. Presentase Aramendi en el cam- pamento estrenando una camisa de fuerte cotonia, de la cual hacian mucho uso los llaneros, en tanto que Paez tenia una muy galana y fina de la tela que se conocia entonces con el nombre de purciano. En una lucha personal, Paez se hubiera salvado de su eontendor porque su camisa sin resistencia, no ofrecia apoyo a la mano que la asiera, mientras que la de Aramendi, de tela tramada, podia ser agarrada y ayudar a su contrario a sacudirle y echarle por tierra. — Salgamos a la sabana — dice Paez a Ara- mendi — tengo necesidad de tus servicios. Y ambos bien montados y acompanados de tres ayudantes caminaron largo trecho. Paez co- nociendo el caracter del oficial que tenia a su iz- quierda, dobla la pierna derecha sobre la cabeza de la silla como en disposici6n de desmontarse sin dificultad en un momento dado. — Te necesito, Aramendi — dice Paez — lleva este oficio a su direccion, sin p£rdida de tiempo, pues es urgente. — Yo no llevo oficio de ninguna especie. — I Como que no llevas oficio ? Inmediatamente te pones en marcha para estar de regreso dentro de cuatro horas. — No obedezco; no voy a ninguna parte — con- testa Aramendi. Y Paez, dejandose caer del caballo, agarra a Aramendi por la pechera, le derriba y le imposibi- ARAMENDI lita todo movimiento. Y sacando su daga para amagar a su contendor, le dice: — Voy a matarte, insubordinado. lY que supone el lector que contesto el valien- te llanero ? — Mateme — contesto Aramendi — con la mayor sangre fria. Al instante Paez se pone de pie, guarda la daga, y reculando hacia atras, le dice a Aramendi que se habia erguido al verse libre de los herculeos brazos de Paez. — d Corao matarte? N6, no; los hombres de tu temple, de tu valor, de tus servicios, no se sacrifi- can asi. Venga esa mano — agrega Paez — dirigi^n- dose hacia su contendor. Aramendi leextiende la mano, ambos sejuntan. — Obedezco, mi Jefe — dice Aramendi — ire adonde me habeis indicado. Podeis darme la vida que quiero; yo sabre emplearla. Aramendi sigue a desempenar su encargo, acompanado de un ayudante, en tanto que Paez regresa al campamento. Pero si esta primera lecci6n habia sido elocuen- te, pues Paez habia probado a su contendor que po- dia vencerle con la iuerza, Aramendi, a poco andar, grufiia a solas, indicando que aim necesitaba de otra. En efecto, 11 ego el momento de recibirla. Un dia, antes de la celebre batalla del Yagual, en el camino que media entre este sitio y Bancolargo, mar- chaba aquel ejercito de llaneros, infantes, emigrados, 22 LEYENDAS militares de todas graduaciones, abogados, clerigos, medicos, hombres notables arrojados por la suerte de la guerra al campamento de Paez y entre los cua- les descollaban como militares y jefes de la infante- ria Urdaneta, Santander y Servier. Paez habia puesto al frente de la retaguardia a Aramendi que venia en esa mafiana algo pesado y bamboleante. Cuando Aramendi estaba excitado por alguna gota de licor, se haeia impertinente, amenazante y todo el mundo le temia. Viendo Paez que la marcha se retardaba, envio dos 6 mis edecanes cerca de Aramendi para que apurase el paso ; pero el jefe de la retaguardia se contento con dirigirles algunas chuscadas. En esto se presenta Paez y apremia a Ara- mendi a acelerar el paso. — Que marcha ni marcha — contesta el Uanero. — Yo ando como me acomoda y los otros que anden como quieran. Yo a nadie temo. Sov hombre para todos, y soy tambien hombre para usted, sefior General. Y al acabar la ultima frase, echa pie a tierra, como en son de atacar a Paez. Este se desmonta, avanza sobre el atletico Ua- nero, le mete una zancadilla y le arroja a distancia. Inmediatamente le dice Paez con voz de mando : — Levantate, monta, y sigueme. Y Aramendi se levanta, monta su caballo y sigue sin proferir una palabra. Al siguiente dia, tenia efecto la celebre batalla del Yagual. Pero no por esto se extinguieron en Aramendi ARAMENDI 23 los celillos que de vez en cuando se daban a co- nocer, aunque ya debilitados. La gloria de Paez se agigantaba, despues del Yagual. Los antiguos militares y los hombres de la ciencia habian fallado sobre el heroe que habia salvado con gloria los res- tos admirables de las campaiias de 1813 y 18 14. Los hechos eran mas elocuentes que las luchas de los pujiles. Aramendi iba a ser vencido con un acto de generosidad. Recordaran nuestros lectores aquel dialogo que tuvieron Bolivar y Paez, cuando 6ste promete al primero que tomaria con sus lanceros las flecheras espafiolas ancladas en el rio Apure. * Ha llega- do el momenta en que Paez, escogiendo cincuenta de sus centauros y a la cabeza de estos Aramendi, va a dar cima a una empresa desconocida. Ya las monturas han rodado por tierra sin que los ginetes hayan tenido que apearse de los caballos y solo se aguarda la orden de Paez, cuando este dice a sus companeros : — «Debemos apoderarnos de esas fle- cheras 6 morir. Sigan a su Tio.» ** — Al instante salen del monte ginetes y caballos y se lanzan al rio y riadan en direccion de la escuadrilla espanola. Al ver la velocidad con la cual Paez se lanza al agua, Bolivar, que desde la orilla asistia a todos los preparativos de la empresa, sin poder darse cuen- ta de si era realidad 6 suefio lo que pasaba, excla- (*•) Vease cAutobiografia de Paez,» vol. i, pag. 145. (**) Noml)re que daban los llaueros a Paez. 24 LEYENDAS ma, dirigiendose a Paez: — «Usted es un loco, usted es un loco. » — Y abriendo los ojos y fijando toda su atencion observa c6mo los llaneros llevaban las lan- zas en la boca, nadaban con un brazo, mientras que con la mano que sostenia la rienda, acariciaban los cuellos de los corceles, animandolos a veneer la corriente, al mismo tiempo que, segun el relato de un escritor ingles testigo de este suceso, ahuyen- taban con gritos la muchedumbre de caimanes que poblaban las aguas. Bolivar escucha el disparo de los canones espanoles, ve levantarse las espirales de humo y dispersarse los marinos de la escuadrilla, en el momenta en que los centauros conducidos por Paez, desde el anca de los caballos, brincan a bordo de las flecheras. Antes de llegar, Aramendi que seguia a Paez, dice a este, en el momenta de acercarse a la prim era embarcacion : — Mi General, si usted pone la mano sobre la flechera, primero que yo, se la corto. — A ti te pertenece esta gloria — contesta Paez. — Ninguno mas meritorio que tu. Y Aramendi parandose sobre el anca de su caballo, se agarra del borde de la flechera y brin- ca. El capricho de Aramendi estaba satisfecho. Bien podia concederselo quien era el autor de aquel pensamiento que al realizarse, deja atonito a Bolivar y causo espanto a Morillo. j Inexcrutables destinos del mundo ! Este hom- bre que habia alcanzado tanta gloria, que habia figurado en tantos choques y batallas ; este hombre que se hubiera sacrificado por Venezuela y por ARAMENDI 25" Paez, -k quien habia acompaiiado por todas partes, fue villanamente asesinado en el pueblo de Guasda- lito en 1822. Dormia Aramendi acompanado de su esposa, en una hamaca colgada en el corredor exterior de la casa, cuando en oscura noche llegan los asesi- nos que iban a sacrificarle. Acercanse a la hama- ca, pero viendo que el llanero tenia al lado a su senora, cortan uno de los hicos de aquella, y la pareja cae en tierra. Aramendi que comprende al instante lo que pasa, se levanta como un leon, y sin tiempo para defenderse, porque los asesinos le acribillan y le circundan, siente que le falta el brazo derecho que ha quedado colgando, al sablazo de uno de los conjurados. Haciendo entonces uso de la otra mano, logra cojer por el pescuezo a otro de los conjurados y le extrangula, en tanto que los restantes acaban de asesinar al atletico llanero que cae examine. Asi murio aquel corazon de hierro, aquel cele- bre adalid de los centauros de Paez, que habia salido triufante de los mas crudos lances, y habia sabido esculpir su nombre en los anales de la pa- tria colombiana. Vi*>^^^^^i^?i$<^^^^ RENOVACION MILAGROSA DE UNA PINTURA ; Como se trasparentan los milagros y se dispu- tan los origenes de las virgenes americanas a pro- porci6n que cada pueblo, en posesion de un retablo 6 de una escultura, rinde a estos constante culto ! De las tres secciones de la America espaiiola que sintetizaron en remotos dias la civilizacion indigena, cada una de ellas proporciono a los conquistadores alguna virgen milagrosa. Pertenece a los mejicanos Nuestra Sefiora de La Guadalupe, y a los neo-gra- nadinos la de Chiquinquird, en tanto que los perua- nos vieron surgir a la de Copacabana de las orillas del hermoso Titicaca. Al traves de los aiios y de las revoluciones, el culto a estas virgenes de la con- quista espaiiola en America, se conserva, y todas ellas tienen sus templos y cofradias al par que sus RENOVACION MILAGROSA panegiristas y biografos. La historia de ellas ha proporcionado tres libros que se conservan en todas las bibliotecas antiguas y son consultados todavia por curiosos y devotos modernos. Estas tres obras, segun su antigiiedad, son: Andres de S. Nicolas (P. Fray Agustin Des- calzo) — Imagen de Nuestra Senora de Copacabana, portento del Nuevo Mundo, ya conocido en Europa. — Madrid, i vol. en 89, 1663. Pedro de Tovar y Buendia. — Verdadera historica relacion del origen, manifestacion y prodi- giosa renovacion por si misma, y milagros de la ima- gen de la Sacratisima Virgen Maria, Madre de Dios, Nuestra Senora del Rosario de Chiquinquira, que esta en el Nuevo Reino de Granada, etc., etc. — Ma- drid, 1 vol. en 80, 1735. Francisco de Florencia. (De la Compaiiia de Jesus) — La Estrella del Norte de Mejico, apare- cida al rayar el dia de la luz evangelica en este Nue- vo Mundo, en la eumbre del cerro de Tepeyac, etc. , etc. en la historia de la milagrosa imagen de Maria Santisima de Guadalupe que se aparecio en la manta de Juan Diego, etc., etc. — Madrid, 1 vol. en 80 1741. Entre los conquistadores del Nuevo Reino de Granada (hoy Nueva Colombia), figuro un tal An- tonio de Santana, hombre devoto de la Virgen del Rosario. Encomendero de los pueblitos de Suta (hoy Marchena) y de Chiquinquira que dista del primero ocho leguas, quiso hacerse de una imagen de la Virgen para el templo que habia levantado en 28 LEYENDAS Suta, lugar de su residencia ; y para realizar su deseo fu6se a. la ciudad de Tunja y encargo al pin- tor Alonso de Narvaez una imagen del Rosario que tuviese de un lado al Apostol San Andres y del otro a. San Antonio de Padua, dandole al efecto larga manta de algod6n que le sirviera de tela. Conclui- da la obra y puesta en cuadro, como mejor se pudo, fue colocada en el altar de la capilla y ex- puesta a la devocion de castellanos e indios. Como el altar se mojaba cuando llovia, sobre el cuadro corrieron abundantes goteras de agua, lo que contribuyo a que lentamente sufriera la obra y desapareciera en ciertos lugares la pintura. Y a tal grado llego el deterioro, que obligado se vi6 el Cura doctrinero de Suta, a recurrir a San- tana en solicitud de nueva imagen de la Virgen, puesto que ya la primera no inspiraba devoci6n al- guna. Como no pudiera Santana satisfacer los deseos del Cura, se vio este en la necesidad de exi- gir de su padre, Juan Aleman, la imagen del Cruci- ficado pintada en Nueva Espana, que este poseia. Exornado de nuevo el altar de Suta con el cuadro del Cristo, dispusose que el lienzo deteriorado de Nuestra Senora del Rosario fuese remitido a la Capilla del vecino pueblo de Chiquinquira, nombre este que en idioma chibcha equivale a lugar dc muchas lluvias y conthmas nieves. Tenia Antonio de Santana un hermano 11a- mado Pedro, cuya esposa, Maria Ramos, habia permanecido en Espana, en tanto que Don Pedro buscaba fortuna en Tunja, donde llego Maria en RENOVACION MILAGROSA 29 1585 llamada por su marido. Feliz fue la travesia y alegre se preparaba Maria a encontrarse con su cara mitad, despues de prolongada ausencia, cuando al abrazar a Don Pedro no encontro en este sirio un marido indiferente, un corazon frio a las ternuras de la esposa, y cierta fisonomia en la cual habia dejado huellas el olvido. Abundante llanto fue el consuelo de Maria ante tan cruel de- sengano ; pero lenitivo a este fue la oracion, que es la piedad consuelo y tambien amor que a Dios dedica el alma dolorida. En cierta manana del ano de 1585, Maria, con permiso de su esposo, siguio al pueblo de Chiquin- quira con el objeto de visitar a su pariente Catalina Garcia de Irlos. Devota de la Virgen del Rosario, solicitaba Maria una imagen de esta, ante la cual queria orar, cuando al visitar la triste Capilla del pueblo tropieza con un cuadro que yacia en el suelo: era el lienzo de Nuestra Senora del Rosario que de Suta habia sido trasportado a Chiquinquira, donde caido del altar permanecia en tierra, mezclado con la basura de la Capilla. Maria lo toma, lo examina, quiere desciirar lo que en el figuraba y nada logra : tal era el estado de la pintura hecha en 1532 y borra- da en su totalidad en el espacio de cincuenta afios. Maria barre la Capilla, y despues de haberorado delante del lienzo, regresa a la casa de Catalina, quien al verla tan contristada, le refiere la historia de la imagen. Desde este momento, Maria poseida de nuevo entusiasmo, continua con perseverancia en sus oraciones y visitas al templo en el cual, llena de 30 LEYENDAS extasis, imploraba de la Madre de Dios la renova- cion de aquel lienzo, creyendo hallar de esta manera realizadas sus mas nobles aspiraciones. Corrian los dias y con ellos las visitas de Maria, cuando encierta maiiana, el 26 de diciembre de 15S6, despues de prolongada oracion, sale a la ealle. Y aun no habia llegado a la puerta, cuando tropieza con cierta india cristianizada que traia un nino que llamaba la atencion de la madre hacia el interior de la Capilla, diciendole : — Madre, mira a la Madre de Dios, que esta en el suelo. — Y observando la india lo que pasaba, vio en efecto que la capilla estaba ilumi- nada yla imagen llena de suaves resplandores.- — La india, llena de asombro en vista de tal prodigio, lla- ma la atencion de Maria, que a la sazon salia del Templo, y le dice: «Mira, mira SeTwra, que la madre de Dios se ha bajado de su hi gar, y esta alii en tu asiento parada, y parece que se esta quemando. Vuel- ve Maria Ramos el rostro, refiere la tradicion ; y ve, que la madre de Dios estaba de la manera que decia la india ; y admirada en presencia de tan inesperado portento, llena de asombro y pasmo, dando voces y derramando lagrimas, entra de prisa al lugar donde estaba la milagrosa Imagen, y arrojandose a sus santisimos pies, con mucho temor, fija los ojos en ellay vecumplidossus deseos, porque estaba mani- fiesta la Imagen de la Madre de Dios, con hermosu- ra celestial, y con colores muy ^"i^'os y alegres, y con el rostro muy encendido, y rosado, despidiendo de si grandisimo resplandor, que banando de luces a los santos que tenia a su lado, llenaba de claridad toda RENOVACION MILAGROSA 3 1 la Capilla, y el alma de Maria Ramos de celestial consuelo," como agrega el Cronista. «Y derramando lagrimas de alegria y devoeion, prorrumpe en estas razones : Madre de Dios, SeTiora mia, 4 donde me- rczco yo, que os bajeis de vuesiro lugar, y esteis en mi asiento parada ? » * A los clamores de Maria, acude gente a la Ca- pilla, y todos y cada uno de los concurrentes son tes- tigos de la sorprendente renovacion del lienzo en el cual hacia cuarenta anos que habia figurado la Ima- gen de Nuestra Sefiora del Rosario. Desde aquel dia comienza la fama de la renom- brada imagen de Chiquinquira, divulganse los mila- gros que hace, y acuden a ella enfermos de los sitios mas distantes. Peregrinaciones de fieles visitan a la virgen, y a su turno, esta es conducida en triunfo a las ciudades de Tunja y de Bogota para salvarlas de las epidemias que las afligian. Brota cerca del tem- plo de Chiquinquira fuente de agua milagrosa, pro- porcionan salud los panecillos hechos con barro del templo de Maria, en tanto que mano invisible llena de aceite la lampara inextinguible que arde delante de la Virgen. Fiindase en Chiquinquira convento de Predicadores, y la devoeion a la Soberana de los cie- los pasa los limites del suelo nativo para recibir culto en Ecuador y Peru y cruzar el oceano en solicitud del mar gaditano y de las islas Filipinas del archipie- lago indico. Ciegos, tullidos, envenenados, naufra- 32 LEYENDAS gos, heridos, cuantos neeesitados acuden a la Virgen son otros tantos clarines que pregonan la gloria de la Rosa Mistica y de la Casa de Oro de los Andes de Chiquinquira. Al recibir culto a orillas del Magdalena era na- tural que aquel se propagara por las costas que des- cubrieron Ojeda y Vespucio y que recuerdan al vir- tuoso Bastidas ; pero solo la ciudad de Maracaibo estaba destinada a que el milagro de la renovacion del cuadro se efectuase por segunda vez, haciendo de esta ciudad el nuevo santuario de la celebrada Virgen de Chiquinquira. I Como aparecio a orillas del hermoso lago de Coquibaeoa el culto a la Virgen andina ? La tradicion maracaibera, conforme nos la contaron ahora muchos afios en la casa numero 5 de la calle del Milagro, es la siguiente : — Vivia en esta por los afios de 1749 a 1750 una molendera de cacao, cuyo nombre se igno- ra. En su trabajo estaba en la manana de un sabado, cuando le llama la atencion ligeros golpes que sobre una de las paredes del corredor de la casa, daba un cuadro de pequeiias dimensiones alii colgado. Re- presentaba este copia de la imagen de Chiquinquira que poseia la molendera hacia muchos afios. Por segunda vez la buena mujer oye los golpes del cuadro y dirije a este sus miradas ; mas viendolo inm6vil, torna la vista a su trabajo. A poco golpea el cuadro por tercera vez, y la mujer, ya excitada por la curio- sidad, se encamina hacia la imagen de la Virgen. Pero cuanta fue' su sorpresa, cuando al acercarse, observa que la vieja y denegrida pintura se ilumina, RENOVACION MILAGROSA apareciendo visibles todas las figuras. Al grit( ) de « Mi- lagro » acuden los vecinos, testifican muchos el he- cho, comienzan las visitas, establecese la peregrina- cion, surge el culto a la Virgen de Chiquinquira, y la pequena choza es convertida en sitio de adoracion. Con esta comienzan los milagros, acuden los enfer- mos y necesitados, en tanto que los nuncios de la fa- ma publican por todas partes los prodigios de Maria, bajo la advocacion de la Chiquinquira. Pero esta leyenda difiere en algo de la que con- servaban escrita los frailes dominicos de Caracas en sus viejos libros que leimos.y de los cuales extracto el viajero frances Depons lo que acerca de este suce- so figura en su obra, * Sabese que la orden de pre- dicadores ha sido desde que aparecio la Virgen de Chiquinquira, la gran panegirista de los portentos de esta, y la que mas ha contribuido a extender el culto y veneraci6n a Nuestra Sefiora del Rosario. Refieren los Padres dominicos, que una anciana mulata de Maracaibo, al tomar en cierta manana, por casualidad 6 necesidad, el unico limpion 6 toalla que tenia en su casa, noto con sorpresa que en el lienzo se dibujaban ciertos colores ; pero mayor fue la emo- cion cuando al extender el lienzo, vese en este a la imagen de la Virgen de Chiquinquira. Sin poder darse cuenta de lo que pasaba, la mulata, con los ojos fijos sobre la pintura, observa que los colores se avi- van y que el cuadro se inunda de brillo deslumbran- te. Llama, la pintura vacila en las manos que la sos- * Voyage a la partie orientale de la Terre-Fernie.— 3 vols. Tans. 1806. 34 LEYENDAS tienen ; grita, como queriendo tener testigos de un hecho del cual no podia darse explicacion alguna. A las voces de la pobre mujer acuden los vecinos, que quedan absortos en presencia de la luz que bana el cuadro. La admiracion, el recogimiento se apode- ra de todos, brilla la fe en los corazones sencillos y la Virgen comienza a recibir culto y admiracion de todas las secciones de la ciudad en derredor de la calle del milagro. A poco, el culto cobra creces, se trasparentan los milagros, y la capital Maracaibo di- rige fervientes votos a Nuestra Senora de Chiquin- quira. Tamano exito no podia pasar por inadvertido a las autoridades civil y eclesiastica, las cuales comprendieron que era imposible a la imagen reci- bir culto en el lugar donde se habia efectuadu el por- tento, y para remediar tal inconveniente presentose el Ayuntamiento, en cierto dia, en la casa de la mu- lata anunciandole que la Virgen seria trasladada a la iglesia parroquial. Abundantes corrieron las lagri- mas de la buena mujer al ser enterada de la resolu- cion del Ayuntamiento, que no cedio ni a las repre- sentaciones, ni a las reiteradas suplicas. Llego al fin la tarde en que el clero, las autori- dades civiles, el sefiorio y pueblo de Maracaibo dan- dose anticipadamente cita, llegaron en procesion a la calle del milagro en solicitud de la Virgen de Chi- quinquira para colocarla en el templo parroquial. •Por orden del gobernador, dos caballeros de los mas distinguidos de la ciudad tomaron la tela pinta- da, poniendose en marcha la procesion. Pero joh RENOVACION MILAGROSA 35 prodigio! al llegar la imagen a la primera esquina que debia doblarse, la pintura adquiere un peso tal que la fuerza humana es impotente para levantarla. Entonces comienzan las suplicas y ofrecimientos de los devotos a la Virgen. Opinaban unos porque esta regresara a la casa donde se habia verificado el por- tento, en tanto que otros senalaban la esquina como sitio que escogia la Soberana para que se le levantara una Capilla. Encontradas parecian las diversas opi- niones cuando uno de los eoncurrentes dijo, que qui- z& la Virgen no queria ir al templo de la parroquia, es decir, a la iglesia matriz; y si a la de San Juan de Dios que estaba mas cercana. Este parecer fue el que triunfo, porque al instante la imagen se aligera, lo que fue bastante para que continuase la procesion y la llevasen en triunfo al templo mencionado. Desde aquella tarde, Nuestra Senora de Chiquinquira es no solo la protectora y abogada de los morado- res de Maracaibo y ciudades que bordan el dilatado lago de Coquibacoa, sino tambien la Virgen de los marinos zulianos, que la invocan en las noches tem- pestuosas, para saludarla y bendecirla de nuevo a los rayos del sol naciente. Como se ve, un mismo origen y semejantes incidentes acompanan a la aparicion de esta imagen de Chiquinquira, tanto en los Andes de Cundina- marca, como a orillas del lago de Coquibacoa, aun- que medie entre una y otra renovaci6n de las pin- turas el espacio de dos siglos. La leyenda mara- caibera tiene cierto caracter local que la realza: no es culto que ha Uegado de otros paises y se ha LEYENDAS impuesto, sino la posesion de un hecho sobrena- tural que da a la narracion nacionalidad indispu- table. El culto a esta Virgen esta en la indole de la poblacion maracaibera y en sus viejas tradicio- nes. El vocablo Chiquinquira pertenece ya a la topografia zuliana y a la familia, pues el nombre de Chinea, contraccion del de Chiquinquira, abun- da en las mujeres de Maracaibo, desde mediados del ultimo siglo ; y a proporcion que el culto ex- terno toma creces, y la familia zuliana se desarrolla amparada por la fe, el marino de Coquibacoa no abandona a. su estrella confidente que le guia la prora en los mares procelosos. El la contempla como a Nuestra Senora de la Guarda los marinos de la antigua Marsilia, como los de Genova a la Virgen de Monte Alegre, y a la de Monte Negro los que viven en el bello golfo de Tigulio ; que cada puerto de los antiguos mares, al derrocar los ge- nios tutelares del paganismo, encontro en la histo- ria del Cristo las nuevas creaciones de la fe cris- tiana que han continuado en los relatos de la familia. Asi el marino zuliano al dejar su hogar, al dirigirse a la Virgen de su devocion, recuerda aquellos versos del poeta Chiabrera, con los cua- les in\ r ocan los marinos de Savona, desde remotos tiempos, a la Virgen de la Misericordia : i In mare irate-, in snbita procella. tlnvoco te, nostra benigna Stella.) cT-^-^P^ Jalon, Salomon y Marimon Jalon, Salomon y Marimon fueron tres distin- guidos militares espanoles que figuraron en la epo- ca de la guerra a muerte. Cultos, insinuantes como hombres de educacion esmerada, corrieron casi una misma suerte en los dias mas crudos del Terror, 1813 — 1 814. Unfa a estos militares la nacionalidad, pero los separaban las opiniones politicas. Jalon se habia afiliado en el bando patriota, mientras que Salom6n y Marimon pertenecian al espanol. Jalon, joven de relevantes m^ritos, domiciliado en Caracas y con amigos caraquefios, acepta el movimiento revolucionario del 19 de Abril de 18 10, y entra de lleno en el cambio de las nuevas ideas, figurando desde muy temprano en los ejercitos im- provisados del Gobierno. Cuando se verifica el 38 LEYENDAS terrible saeudimiento del 26 de Marzo de 181 2, Ja- 16n que estaba en Barquisimeto ve desaparecer bajo los escombros de la ciudad casi todas sus tropas con los elementos de guerra que tenian; suceso del cual se aprovecha el General Monteverde que, en los mismos dias, invadia a Venezuela, y victorioso se dirigia a la capital. Cuando a poco se libra la accion de San Carlos contra las tropas de Monte- verde, Jalon, sin recursos, sin tropas, sin elemen- tos que oponer al invasor, cae prisionero de ^ste y es encerrado en el Castillo de Puerto Cabello, des- de el momento en que esta plaza cayo en poder de los espanoles. Un ano mas tarde, en ella se en- cerr6 tambien Monteverde, cuando hubo de aban- donar a Caracas, al aproximarse Bolivar, despues de la fructifera campana de 1813. El primer deseo de Bolivar al llegar a Caracas fue poner sitio a Puerto Cabello, en lo que anduvo con tanta fortuna, que hubo de apoderarse de la poblacion y del mirador de Solano, durante los primeros tiempos del sitio. Entre los prisioneros que fueron cogidos, despues de tomada esta avanzada de la fortaleza, figuraba un monstruo de figura hu- mana, cuyo nombre goza todavia de triste celebri- dad : Zuazola, uno de los feroces tenientes de Mon- teverde. Llevado a presencia de Bolivar, tiene el cinismo de proponer a este que le canjeara por el Coronel Jalon que estaba preso en el Castillo. Con rara extraneza escucha Bolivar semejante proposi- ci6n hecha por un hombre de tan bajas condicio- nes como Zuazola; pero ante la desgracia de Jalon, JALON, SALOMON Y MARIMON 39 la necesidad se hacia deber y Bolivar ordena a su Mayor General Urdaneta entablar la correspon- dencia con el jefe del Castillo, a fin de obtener la libertad del Coronel patriota. Con fecha de 3 de Se- tiembre, Urdaneta remite al General Monteverde el siguiente oficio: «Alascuatro dela tardedel dia deayer, ha sido hecho prisionero, por las tropas de la Union el atroz Zuazola, cuyo nombre puede apenas pronun- ciarse sin horror; este hombre, 6 monstruo degoll6 innumerables personas de ambos sexos en el paci- fico pueblo de Aragua, de la Provincia de Bar- celona ; tuvo la brutal complacencia de cortar las orejas a varios prisioneros, y remitirlas como un presenle al Jefe de la division de que dependia: atormentaba del modo mas barbaro a los desgra- ciados presos que gemian en las mazmorras de La Guaira ; de modo que por todas razones debio ser pasado por las armas en el acto de su prision, y mucho mas cuando sus hechos forman una parte de los motivos que hemos tenido para declarar la guerra a muerte ; pero la humanidad que nos ca- racteriza mueve al General en Jefe a acceder a la proposicion que acaba de hacerle el referido Zua- zola, y es, que sea canjeado por el C. Coronel Diego Jalon, apesar de la diversidad de graduacion, principios y circunstancias que distinguen incom- parablemente uno de otro. «Tambien propone y acepta el General, canje de cuatro espanoles mas por otros tantos prisione- ros ; pues nunca el Jefe de la Republica retendra 40 LEYENDAS en prision a los americanos, como supone Zuazola, cuando aquellos, sean cuales fuesen sus extravios, son recibidos por nosotros con las demostraciones de amistad y union que hemos proclamado. «Se espera la contestacion definitiva en el ter- mino de tres horas, pasadas las cuales no tendra lugar el canje propuesto por los prisioneros y ad- mitido por la bondad del Jefe de las armas de la Union, como advertira US. por los oficios que in- cluyo. «Todo lo que tengo el honor de decir a US. de orden del mismo General en Jefe. «Cuartel General de Puerto Cabello, 3 de Se- tiembre de 1813, tercero de la Independencia y pri- mero de la guerra a muerte. «Rafael de Urdaneta, Mayor General.)) " Senor D. Domingo Monteverde, Comandante de las fucrzas cspa- nolas de cste Puerto." No se hizo aguardar la contestacion de Mon- teverde que dice : «E1 senor Capitan General, cuya humanidad ha sido bien conocida en Venezuela, se halla horro- rizado de las crueldades cometidas contra los euro- peos por D. Simon Bolivar : por tanto se ve en la dura necesidad de valerse de la reciproca, y ha resuelto que por cada uno que en lo sucesivo sea sacrificado ahi, lo hara con dos de los que se ha- llan en estas prisiones ; y por ningiin caso accede a dar a Jalon por Zuazola y si canjear persona por JALON, SALOMON Y MARIMON 4 1 persona de igual caracter. Todo lo que de su orden hago presente a U. en contestacion de su oficio de este dia. Dios guarde a U. muchos anos. —Puerto Cabello : 3 de Setiembre de 1S13. — Juan Nepomnceiio Qnero, Mayor General. " Sciior D. Rafael dc Urdaneta." A un oficio tan amenazante, Bolivar contesto por medio de su Mayor General, la siguiente nota: ((Horrorizado el C. General del EjeYcito Liber- tador de Venezuela de las perfidias, traiciones, cruel- dades, robos y toda especie de crimenes cometidos por Domingo Monteverde, ex-Gobernador de Ca- racas, ha decretado la guerra a muerte para tomar en parte la represalia a que el derecho de la gue- rra lo autoriza, cuando el de gentes ha sido vio- lado tan escandalosamente. Si el intruso ex- Gobernador Monteverde esta pronto a sacrificar dos americanos por cada espanol 6 canario, el Li- bertador de Venezuela esta pronto a sacrificar seis mil espanoles y canarios que tiene en su po- oler por la primer victima americana. En cuanto a la desproporci6n que existe entre el ilustre y bene- merito Jalon y el infame asesino Zuazola, a nadie es desconocida ; y sin duda el martir de la libertad C. Diego Jalon preferira primero perecer en las aras del despotismo de Monteverde, a ser canjeado tan vilipendiosamente por un monstruo. Dios guar- de a U. muchos anos. Cuartel General de Puerto \2 LEYENDAS Cabello, 3 de Setiembre de 1813, tercero de la In- dependencia y primero de la guerra a muerte. — Ra- fael de Urdaneta, Mayor General. " Senor Mayor General de las tropas espanolas en la Plaza de Puerto Cabello." * Inmediatamente Bolivar dispone que Zuazola sea ahorcado, ejecucion que dene efecto a extramu- ros del poblado y frente al ejercito de Monteverde, quien contesto fusilando cuatro prisioneros patrio- tas poco conocidos. Dejemos por un momento al Coronel Jalon su- friendo su desgracia con la fe del hombre fuerte, que nuevos sucesos nos aguardan en el puerto de La Guaira. Figuraban en esta plaza como Coman- dante de ella el Coronel Leandro Palacios, y como Comandante segundo jefe de la guerra, el General Jose Felix Ribas. Dias hacia que por los espias de la costa, sabiase que el convoy espanol que habia zarpado de Cadiz, favorecido por los comerciantes de este Puerto, detenido por vientos contrarios en aguas de Naiguata, estaba proximo a llegar, lo que desperto en Ribas la ambicion de hacerse si no de toda la escuadra, por lo menos de los principales Jefes ; y dando comienzo a su plan mucho antes de que fueran avistadas las embarcaciones, manda que la bandera espaiiola sea izada en los sitios en que antes se acostumbraba, y que sus tropas y ofi- * Estas notas han sido tomadas de la fuente primitiva la »Gaceta deCaracas,» dc 9 de Setiembre de 1S13. Numero 3. JALON, SALOMON' Y MARIMON* 43 cialidad vistan uniformes espanoles, y & falta de estos llevara cada uno las insignias y escarapelas correspondientes. Al saber que todo estaba listo, forma las tropas y en breve pero energica arenga, les participa su resolucion de apoderarse de la escuadra espafiola, para lo cual necesitaba de hom- bres valerosos. En seguida manda el Jefe patrio- ta que traigan a su presencia al ex-Comandante de la plaza y dos 6 tres prisioneros mas. Cuando el excelente espanol Don Francisco Marmol y sus companeros salian de las bovedas en que es- taban, creyeron que habia llegado para ellos la 1 ultima hora, pero al llegar frente al General - Ribas, saben que se trataba de representar un sai- nete, lo que les hizo sonar de nuevo con la libertad^ y con la vida. Consistia la farsa en que dos 6 mas de N los prisioneros espanoles, uniformados, debian reci-- bir a sus compatriotas, como si fueran ellos emplea-- dos del puerto, y sin que se trasparentara el verdade- ro estado de las cosas ; ' es decir," debian representar" la comedia, aunque nunca h'ubieran asistido al teatro;- Enterados del triste papel que iban 'a desempenar,*- y de que un gesto, una mirada de inteligencia, un'' signo cualquiera, les podia costar la vida, los prf-- sioneros espanoles aceptaron el encargo. Pdr la ! demas, el Jefe patriota, hombre astuto y resuelto' movio cuantos resortes pudo disponer para que la - ' estratagema no fracasara. Esto pasaba en los dias n y 12 de Setiembre,. cuando el 13, 6. medio dia se divisa el convoy espa- nol, compuesto de una fragata de 40 canones, una 44 LEYENDAS goleta de guerra y seis embarcaciones de trasporte. Venia a bordo el regimiento de Navarra, compuesto de i. 200 soldados, mandados por lucidos oficiales. Ignorante el Jefe de la escuadra de lo que habia pasado en Caracas, meses antes, se dirije al puerto, creyendolo en poder del gobierno espanol. Aguardaba, sin embargo, algo que le indicara el camino que debia tomar. Viendo Ribas que el Jefe de la escuadra no envia a tierra ningun oficial, ordena que Don Es- teban Moloni, su amigo, hombre astuto, insinuante y resuelto, fuera a bordo de la escuadra, corao alto empleado del puerto, e invitara a venir a tierra a los Jefes espanoles, a nombre del Comandante de La Guaira, Don Francisco Marmol. Al oir este nombre, algunos recordaron que habian sido sus amigos y companeros y que deseaban verle ; dicho de que se valio Moloni para enderezarle unas tantas mentiras a nombre del supuesto Comandante. Aun- que Moloni hablaba con buen acento el espanol, despertaronse a bordo de la fragata ciertos temores, que motivaron el que quedaran como rehenes, el comisionado de Ribas y sus marinos, zarpando para tierra el alferez Begofia, con el unico objeto de explorar la situacion. Cuando llega este al muelle es recibido por el ex- Comandante Marmol y sus ayudantes. j Admirable apego del hombre por la vida, sobre todo aquel que gime entre cadenas! Marmol, sabiendo que tenia su cabeza pendiente de un hilo, desempena su papel con tal precision, que lo hubieran envidiado los mejores JALON, SALOMON Y MARIMON 45 aficionados. Con modales muy cultos y con pre- guntas oportunas entretiene Don Francisco al joven alferez, quien retorna a la escuadra mas satisfecho que dudoso. Durante el tiempo de esta conferen- cia amigable aunque falsa, Ribas, mudo, porque al hablar se hubiera hecho conocer, permanecio cerca del grupo observando hasta las mas insignificantes contracciones musculares de cada uno de los acto- res de este sainete que muy pronto iba a conver- tirse en tragedia. Apenas llega a bordo de la fragata el alferez Begona, cuando se desprenden del convoy dos bo- tes. En el uno venian Moloni y los marineros de La Guaira, en el otro el segundo Comandante del Regimiento de Granada, Coronel Don Ignacio Va- lle Marim6n y diez y seis granaderos, habiendo quedado a bordo el primero, Coronel Don Jose Miguel Salomon. Recibidos en el muelle por Mar- mol y sus ayudantes, siguen Marimon, Marmol y General Ribas a la sala de la aduana, quedando en las calles los soldados espanoles. Al saludarse Marimon y Ribas en la sala de la aduana, exije este al espanol que mande a desembarcar al Coronel Salomon y a los oficiales, a lo que se opone aquel, juzgandose victima de un engano. Ya para entonces la escuadra habia anclado en el puerto. Sea que el Coronel espanol se apercibiese del silencio de la muchedum- bre, de sus miradas inquietas, de la ausencia de cuerpos de tropa veterana que hiciera los honores a los nuevos conmilitones, 6 finalmente, que en la 46 LEYENDAS: pronunciacion del castellano, el General Ribas tras- parentase ser de origen americano, es lo cierto que Marimon estaba inquieto. Uno 6 dos gritos de — « traicion, traicion! w-lanzados en la calle de la adua- na, en el momento en que los granaderos espanoles se confundian con la gente del pueblo, bastan para resolver el enigma. A estos gritos siguen ruidos de alarma, desorden, carreras y tiros de fusil. Un choque preparado 6 casual entre los oficiales de Ribas y los granaderos peninsulares, de los cuales murieron diez, motiv6 la escaramuza en las calles de La Guaira. Con precipitacion deja Ribas la sala de la aduana, en tanto que Marimon compren- diendo lo que pasaba sale al balcon de la aduana, sacude en repetidas ocasiones su panuelo como en serial a la escuadra y trata de salir, cuando ofi- ciales del Jefe patriota, le detienen. En esto ve- se & la escuadra que corta sus amarras y huye. Era el momento en que por orden de Ribas los canones de todas las baterias banaban de fuego los buques de Salomon, sin causarle daiio. Solo la ba- teria del castillo de la Princesa molesto un poco una de las embarcaciones. Al instante, Marimon ren- dido al General Ribas, seguia a una de las bove- das de la fortaleza acompanado de los compatriotas que le habian dado la bienvenida en el muelle, lle- vando a su frente al ex-Comandante Manuol. * En el (cBoletin del Ejercito Libertador» numero 12, leemos : * Este relato tlifiere en muy poco del que figura en la biografia de Ribas por Gonzalez. Nosotros teneinos los hechos de testigos que figuraron en el suceso. JALON, SALOMON Y MARIMON 47 «Por fin ha llegado de Espafia una pequena expedicion asalariada por el Consulado de Cadiz, para sostenener su pillaje mercantil en Venezuela. El 13 se presento el convoy en La Guaira, com- puesto de una fragata, una goleta de guerra y seis buques mercantes ; logramos aprehender al segundo de la expedicion, el Capitan de fragata Don Igria- cio Valle Marimon, con quince soldados y toda la correspondencia : los buques, despues de sufrir un destrozo terrible, picaron los cables, y han podido arribar a Puerto-Cabello, donde existen sin haber intentado el desembarco. «Llegan tropas de todas partes, se presentan vo- luntaries, se advierte un entusiasmo general, de modo que se ha aumentado considerablemente el ejercito, y este ansia por ver presentarse al enemigo para atacarlo y vencerlo corao acostumbra ; si logramos medir nuestras fuerzas, su destruccion es segura, y la paz de la Republica de Venezuela sera la con- secuencia del triunfo. «Cuartel General de Valencia, 19 de Setiembre de 1813, tercero y primero. — Rafael de Urda- neta, Mayor General. » * Dos dias despues del suceso de La Guaira, Ribas dirigi6 desde Maiquetia al Gobernador de Caracas, el siguiente oficio : «A las ocho del dfa de manana tendra V. S. en seguras prisiones a todos los espafioles y cana- * "Gaceta de Caracas,)) de 30 de Setiembre de 1813. 4<5 LEYENDAS rios que se hallan sueltos, hasta aquellos a quienes yo mismo 6 el General Bolivar hayamos dado pa- pel de seguridad, sin exceptuar otros que aque- llos pocos amigos conocidos de nuestra causa, y que hayan sido perseguidos con nosotros, los cua- les son bien conocidos de V. S. Los demas no solo seran presos sino asegurados con grillos. Dios guarde a V. S. muchos anos. — Maiquetia : 15 de Setiembre de 1813. — Tercero y primero. — Jose Fe- lix Ribas.w Desembarcado el regimiento de Granada en el Castillo de Puerto Cabello, comenzo a ponerse en campana bajo las ordenes de su jefe el Coronel Salomon. Para esta fecha Monteverde, sin pres- tigio, es la burla de sus companeros, que le despo- jan del mando y le echan fuera del Castillo, te- niendo que embarcarse para la isla de Curazao, sin mado, sin gloria y acoquinado por la suerte. Suc6dele el Coronel Salomon, a quien Bolivar pro- pone nuevo canje de prisioneros espanoles por el Coronel republicano Jalon ; pero el espafiol se niega. Necesitaba Salomon ver con sus propios qjos la destruccion completa del bello regimiento de Gra- nada, que poco a poco fue diezmiindose por la igno- rancia de su jefe, las enlermedades y el cansancio de los diversos encuentros que tuvo con las tropas de Bolivar. Asi que lo vi6 destruido, acepto Sa- lomon el canje de Jalon por su companero el Coronel Marimon. En el curso de los dias, Salo- mon sufrio la misma suerte que Monteverde y hubo de abandonar el Castillo. JALON, SALOMON Y MARIMON 49 Vuelto a sus penates, presentase a Bolivar el Coronel Jalon, eon el semblante de los que pre- sienten triste suerte. Parecia un expectro. Despues de doce meses de mal trato y vejaciones inauditas, aquella vigorosa naturaleza se sentia decaer fisica y moralmente. Sinembargo, quiso prestar de nuevo sus servicios a la causa americana, e incorporose al ejercito. Distinguese al lado del Libertador, en Araure, San Mateo, Carabobo, hasta que cae prisio- nero de Boves, en la desgraciada batalla de « La Puertaw el 12 de Junio de 1814. Ya habian ahorcado 6 fusilado a todos los pri- sioneros, cuando un edecan, por orden de Boves, se acerca a Jalon y le dice: — «E1 General le invita a usted a que le acompane a la mesa. » — Jalon es con- ducido y se sienta, comprendiendo quizas, con el co- razon transido de dolor, todo el sarcasmo de aquella invitacion. Durante la comida, Boves le dirije la palabra, sin insultarle, mostrando aquella dulzura del carnicero, que acaricia la oveja que va *k sacri- ficar. Al concluir la comida se pone Boves de pie, siguenle los invitados y entre £stos el Coronel Jalon, cuando Boves, sonriendo, llama a uno de sus tenien- tes, y con la mayor naturalidad le dice: — «Fusilen & este insurgente.w — Minutos despues, yacia tendido por tierra el Coronel Jalon. I Que habia sido de Salomon y de Marimon, de Monteverde y de Boves ? ,; Que de Bolivar, de Ribas, de Palacios y del desgraciado Marmol ? Salomon y Marimon habian huido en aque- llos dias del Terror, despues de haber visto desapare- 50 LEYENDAS cer el regimiento de Granada. Zuazola habia re- cibido en la horca el castigo de sus hechos, en tanto que Monteverde, que pudo salvarle, tenia que huir del Castillo de Puerto Cabello, lanzado por sus compatriotas que le arrojan a playas extran- jeras, llenandole de anatemas y de improperios. Jalon muere con la serenidad del justo, mientras que su implacable vencedor en «La Puerta,» en el ex- tertor de la agonia, se ase de la paja de Urica, ya tostada por los cascos de su caballo, que como el de Atila, quemaban la yerba de los campos. Bo- livar habia huido del incendio y buscaba descanso en el extranjero, en tanto que Ribas, fugitivo de Urica, es decapitado. Su cabeza fue colocada en una jaula de hierro en el camino de La Guaira. Ya los prisioneros espailoles en este puerto, y entre ellos el excelente Marmol, habian sido pasados por las armas, ejecucion que presencio el Coronel Palacios, por orden del Libertador. En el espacio de pocos meses, casi todos los actores que figuran en estos sucesos que dejamos relatados, habian bajado a la tumba. Eran victimas y victimarios de todos los partidos, que colmaban la profunda fosa de la guerra a muerte, siempre ansiosa de sangre y de cadaveres, sobre los cuales bajaban sin cesar los buitres andinos que dejaban sus nevadas regiones para hartarse de carne humana. -k>. jgV.^ ^V *2& £fe ■s^ssSs* ^>4<^ ^?%(fi< ^& £*>r ^i<^ •- X '- '■ ; LA SANTA RELIQUIA DE MARACAIEO El nombre arabe de Gibraltar lo llevan boy en la superficie de la tierra dos localidades: el Gibraltar europeo, tan celebrado, y el Gibraltar venezolano, pueblo situado en el extremo Sur del lago de Ma- racaibo. Para los que conocemos un poco la historia y la geografia antigua del Mediterraneo, el nom- bre de Gibraltar trae & la memoria los de Calpe y Abyla, esas columnas de Hercules del mundo fe- nicio, la ultima Tule por el Oeste de los navegantes antiguos. Todo en Gibraltar es marcial, desde su nombre, grandiosidad de la naturaleza y tenacidad del hom- bre. Gibraltar es corrupcion del nombre arabe Dje- bel alTarik que equivale a Montana de Tarik, 52 LEYENDAS nombre este del primer general moro que desembarco en aquellos lugares en 71 1. En cuanto a su naturaleza, Gibraltar es un penon de cuatrocientos metros de al- tura, baluarte de rocas, aborto titanico, cuando en remotas 6pocas surgieron las montanas hespericas que luchando con las de Atlas y los Apeninos for- maron la cuenca del Mediterraneo, que despues de- bian conquistar las aguas de Atlante. Desde entonces este pasea sus olas sobre las costas y lame los pies de las montanas, en tanto que las aguas del Mediterra- neo, vergonzosas y pesadas, se escapan por debajo y van al Oceano, subiendo escalas a manera de saltea- dores que surgieran de los antros tenebrosos. Cuando se dice Gibraltar, viene a la memoria no solo la obra de la naturaleza, sino tambien la de los hombres, la fortaleza ciclopea erizada de caiiones, llena de fosos y de galerias subterraneas, armada & mara villa y custodiada por soldados invisibles. — j Santo Dios! que monstruo tan dispuesto siempre a vomitar toneladas de metralla sobre los pobres bar- qaichuelos que atraviesan el famoso estrecho! Hace ciento ochenta y tres afios que Albion se ha incrusta- do en el cuerpo de la madre Espafia, y hasta hoy no ha habido poder humano que haya podido sacar de las carnes de la sefiora esta garrapata, este polipo, es- ta escrecencia que ha resistido a todos los cauterios y disolventes mas poderosos. Iniitil ha sido la diploma- cia e iniitil sera la sorpresa, porque Gibraltar es campo volante, avanzada donde janiils se duermen los centi- nelas ni se abandona la boca del canon. El dia en que este volcan de metralla extremezca las aQuas del Me- LA SANTA RELIQUIA 53 diterrdneo, sera el clia de la ultima ratio rcnnn, es decir, Europa victoriosa contra J hon Bull. No puede al pronto comprenderse por que se le puso el nombre de Gibraltar, que implica las ideas de roca, de montana, de alturas, de escarpados y abismos, a. una costa de Maracaibo, baja, anegadiza y cubierta de bosques. Tal contraste tiene que haber obedecido a causa desconocida. Los castellanos bau- tizaban las mas de las regiones americanas por lcs recuerdos que les despertaban de las provincias espa- nolas. Asi llamaron con el nombre de Nueva An- dalucia, las bellas regiones bafiadas por el Magdale- na y el Orinoco, con su cielo azul, su vegetaci6n esplendente, sus noches pobladas de estrellas, que ha- cian recordar las costas andaluzas bafiadas por los ti- bios rayos del Africa. Los mismos recuerdos tuvie- ron cuando fundaron a Nueva Cadiz, Nueva Cordo- ba, Merida, Trujillo, Nueva Segovia, Valencia, etc., etc. Pero si en la mayoria de los casos, el recuerdo de la patria fue la idea dominante, en el nombre de Gibraltar no entr6 como actor principal sino la guasa de la soldadesca. Es el caso, refiere la tradicion, que cuando el conquistador Gonzalo de Piiia Liduena me- rodeaba a orillas del lago de Maracaibo por los afios de 1594 a 95, en persecucion de los indios motilones, hubo de pernoctar, en ciertodia, en los lugares donde fue fundada la villa de Gibraltar. Los soldados, sin esperarlo, fueron sorprendidos por un eclipse total de luna" que les trajo recuerdos gratos del patrio suelo. Todos se extasiaban en la contemplacion del feno- meno, cuando uno de ellos, a quien habian desper- 54 LEYENDAS tado, aparecio entre sus companeros y exclamo : — « Este lo vi yo en Gibraltar, cuando estuve de guar- nici6n. » — « Como ! - le interrogaron sus companeros - como es posibie que hayas visto este mismo? » — « Si, si - exelamaba el palurdo-es el mismo, el mismito.» ■ — La guasa que se apodero de la soldadesca contra el ignorante soldado, die tal, que Pina Lidueiia, al fijar el lugar en que debian establecerse para dominar a los motilones, le bautizo con el nombre de San An- tonio de Gibraltar, en memoria de este suceso y de ser Gibraltar el lugar de su nacimiento. Posesionados los castellanos de esta localidad comenzaron a edificar casas y templos, a desmontar las costas para fundar haciendas de cacao, y a traer a la villa cuantos recursos podian haberse de Mara- caibo y Espana. Y a tal grado llego el entusiasmo de los pobladores, que familias ricas de la nobleza de Maracaibo juzgaron como meritorio fundar hacien- das en Gibraltar, introducir esclavos y pasar en la nueva localidad algunos meses del ano. La compe- tencia entre las dos villas llego a su colmo, cuando hubo de concederse a la de Gibraltar mas riqueza y comodidades que a la de Maracaibo, y mas porvenir por la fertilidad de sus tierras, abundancia de sus cosechas, y las importaciones que hacia para su co- mercio con los pueblos andinos. Figuraba en el primer templo de Gibraltar una imagen del Crucificado, lacual era venerada portoda la poblacion. Asi corrian los aiios y con estos la pros- peridad de la pajiza ciudad, cuando en cierta noche aparecieron de siibito los indios motilones, quienes LA SANTA RELIQUIA 55 habiendo aparentado retirarse de sus tierras en pre- sencia de los conquistadores, se habian fortalecido a ocultas para caer con toda la saila de que eran capa- ces sobre la indefensa poblacion. En efecto, armados y resueltos, llegan en gran numero y acometen al poblado durante la oscuridad de la noche. A tan inesperado suceso, los moradores de Gibraltar, no tuvieron tiempo sino para huir; llegan unos pocos a las piraguas que estaban ancladas en efpuerto, mien- tras que gran numero son sacrificados por los fe- roces motilones. Estos, victoriosos, ponen fuego al caserio, y concluyen por abandonar las ruinas des- pues de haberse embriagado y cometer todo genero de desmanes. Asi concluyo la primera Gibraltar en 1600, casi en los mismos dias en que su fundador Gonzalo de Pina Liduena, ascendido por sus meritos a la Gobernacion de Caracas, moria subitamente en esta, despues de haberse captado el amor de sus moradores. Entre los objetos escapados de las llamas estaba el Crucifijo venerado de los gibraltenos. Habia sido ennegrecido por elhumo, como se le ve hoy en Maracaibo. Refiere la tradition que la cruz lue des- truida por el fuego, permaneciendo el Cristo en el aire : que los indios le dieron un flechazo en la meji- 11a izquierda, el cual produjo un tumor, conocido en el vulgo con el nombre de macana : que por mucho tiempo se creyo que este tumor crecia y que fue nece- sario limarlo, enciertas ocasiones, para que la imagen pudiera salir en la tarde del jueves santo. Agrega la tradition que, cuando los indios vieron al Cristo en 56 LEYENDAS el aire, se llenaron de pavor y huyeron, mientras que otros pidieron perdon. Sea de esto lo que se quiera, el historiador Oviedo y Bafios, al hablar de Mara- caibo, nos dice : « Ven£rase en la iglesia parroquial una devota imagen de un milagroso Crucifijo, a quien los indios Quiriquires, habiendose levantado contra los espanoles el ano de i6co, y saqueado y que- mado la ciudad de Gibraltar, en cuya iglesia estaba entonces esta hechura, con sacrilega impiedad hicie- ron bianco de sus arpones, dandole seis flechazos, cuyas senales se conservan todavia en el santisimo bulto, y es tradicion asentada y muy corriente, que teniendo antes esta imagen la cara levantada (por ser de la espiracion), como lo comprueba el no tener llaga en el costado, al clavarle una de las flechas que le tiraron sobre la ceja de un ojo, inclino la cabeza so- bre el pecho, dejandola en aquella postura hasta el dia de hoy.» * Al abandonar las ruinas de Gibraltar los pocos de sus moradores que sobrevivieron a tanta desgra- cia, llevaron consigo el Santo Cristo que depositaron en el principal templo de Maracaibo. Pero & poco hubieron de retornar, obligados por la necesidad, con el objeto de levantar a la segunda Gibraltar, que fue reconstruida de una manera tan solida como dura- dera. De nuevo apoderose de los habitantes de esta comarca el espiritu de comercio con los pueblos de la ccrdillera andina, apareciendo Gibraltar rica, po- * Oviedo y BAN'OS. Historia de la Conquista y Poblacinn lie la Provincia de Venezuela. — Madrid 1724. 1 vol. en 4? LA SANTA RELIQUIA 57 blada y sin temores respecto de los indios moti- lones, que no se atrevieron a sorprenderla. En posesion de nuevas riquezas y construida la ermita que iba a servirles de Templo, los gibraltefios recla- man el Santo Cristo a los moradores de Maracaibo, quienes se niegan a entregarlo. Guardianes de una efigie que habia resistido al fuego y a los instru- mentos mortiferos de los indios, se resisten por re- petidas ocasiones a la entrega del tesoro piadoso que se les habia encomendado, prefiriendo que se les hiciera el reclamo por los tribunales, antes de ver sa- lir la santa reliquia, de la cual no poseian ningun titu- lo de propiedad. Enojosa cuestion iba a ventilarse, y, como en casos semejantes, dos partidos surgieron, reclaman- do iguales derechos. De un lado aparecian los mo- radores de Gibraltar, compactos y firmes, acompana- dos de muchos habitantes de Maracaibo, y del otro, gran porci6n del pueblo de esta ciudad. Competen- cia tan absurda, despues de engendrar disgustos personales, hubo de atravesar el Atlantico, como to- das las que se ventilaban en las diversas capitales de America, en solicitud de una solucion real. Segun dice la tradicion y asegura un escritor de Maracaibo, «los sefiores del Consejo de Indias remitieron la re- solucion al mismo Cristo, ordenando que la imagen fuese embarcada cuando soplase el viento hacia Gi- braltar, y que el lugar de la costa del lago adonde llegase el divino Pasajero, ser'ia el duetio de tan de- seado tesoro. » * * SANCHEZ. Geografia y breve historia de la Seccion Zulia &. &. i vol. Caracas iSf3- 8 5^]>^>^?^? LA LEYENDA DEL MORICHE Los poetas de todos los tiempos, los viajeros que han visitado las fertiles campinas de nuestro Con- tinente, asi como los pintores que han contemplado el paisaje tropical, estan de acuerdo en conceder a la palmera el primer rango entre los diversos ti- pos del reino de Flora. El arbol de la palma ha sido llamado por donde quiera, el principe del reino vejetal, simbolizando el triunfo de la fuerza y de la belleza. Tal es su porte, tales sus atractivos, que, si el mundo antiguo hubiera conocido los mas es- beltos tipos de esta familia, cuya aparicion data del descubrimiento de America, de Africa y Oceania, el arte escultural se hubiera enriquecido con nuevos modelos que aparecerian hoy en las ruinas de pa- sadas civilizaciones. El dia en que fue descubierto el nuevo mundo, LA LEYENDA DEL MORICHE 6 1 la palma aparecio en toda su belleza y majestacl. Las islas que saludaron a Colon, el Continente que surgio mas tarde, el Africa que acabaron de descubrir los Portugueses, las costas que escucharon los can- tos de Gama, aparecieron a. la mirada del hombre europeo, exhornadas de palmas. Saludaron estas a los nuevos conquistadores, como habian saludado a los primeros y los acompanaron hasta las nevadas cimas de los Andes, despues de haber descubierto las costas, los oasis, los valles, las altiplanicies y las cimas encendidas del dorso del planeta. Comple- mentado el relieve geografico, de este. aparecio la zona de las palmas cinendo el ecuador terrestre y vistiendo de verde follaje la fecunda zona que al «sol enamorado circunscribe. » Si fuera posible contemplar desde el espacio se- mejante anfiteatro de verdura, nada habria mas sor- prendente que esta zona torrida banada por los gran- des oc6anos, y coronada por las inaccesibles nevadas y los volcanes del planeta. En ella figuran todas las alturas, todos los colores, todos los climas, todas las formas, la gerarquia vegetal y geologica, siempreas- cendiendo hasta ocultarse bajo las eternas nieves. Ora es el templo, ora es la gruta, ya el portico, ya la columna solitaria : aca el bosque, las palmas apina- das queriendo estrangular la roca secular de los Andes, alia en lontananza, el oasis con sus palmas solitarias a cuyos pies apaga la sed la caravana, y mas alia las hoyas de los grandes rios, las cos- tas y los archipielagos que hacen horizonte. Seguid y cavad en uno y otro mundo la tierra, penetrad 62 LEYENDAS en las cuencas carboniferas, en estas hallareis las palmas que acompaiiaron en su cuna, a los con- tinentes y a los archipielagos en sus tumbas. En las viejas hulleras reposan ya carbonizados y fosi- les las palmas del mundo primitivo, cuando el hombre estaba niuy lejos de aparecer sobre la cos- tra terrestre. He aqui la pal ma en el reino vegetal y en las entranas de los continentes, buscadla ahora en la historia y la hallareis aeompanando al hombre des- de sus primeros dias. La palma es el primer ve- getal que preseneia el nacimiento de las primeras familias. Los pueblos biblicos aparecieron en su cuna coronados de datiles. Recuerda esta palma a Persia, a Arabia, a Egipto y a las costas del Mediterraneo. Aceptaron los romanos la palma como simbolo y dio esta su nombre a Palmira. No puede hablarse del Lago de Genezaret, de la peregrinacion de Jesus y de la entrada de este a Jerusalem, sin recordar al pueblo que, llevando palmas, saludo al Salvador del mundo. Tama- riz llamaron los hebreos a la palma, para recordar asi la elegancia, majestad y belleza de aquella mu- jer del mismo nombre que cautivaba a cuantos la veian ; y Jerico fue llamada igualmente la ciudad de las Palmas. El datil de hoy es bella reminis- cencia del de los tiempos biblicos, cuando la so- ciedad antigua, desde la hoya del Mediterraneo, comenzo a establecerse y a poblar las regiones de Asia, de Africa, de Europa, y a navegar las costas del mar Indico. LA LEYENDA DEL MORICHE 63 La palma figura en las pagodas del pueblo de Buda, en los archipielagos asiaticos, cuna de la civilizacion indostanica. Asi, en los mas antiguos pueblos de la tierra como en los mas modernos, la palma ha presenciado la historia del hombre, desde los pueblos biblicos hasta la conquista de America, desde los mares de Grecia y de Egipto, de Persia y del Indostan, hasta las columnas de Hercules, desde las costas del Atlantico y del mar Indico, hasta las del dilatado Oceano de Balboa. La palma datil tiene su patria; a orillas del Mediterraneo; ella es la palma historica por exce- lencia. La palma del coco tiene la suya en los archipielagos asiaticos de donde ha pasado a todas las costas de la zona torrida. Representa ella los antiguos pueblos del Asia, cuyos descen- dientes yacen sumidos en la ignorancia. Simboliza la palma moriche la llegada de Colon a las costas de Paria, las bocas del Orinoco, patria de los Gua- raunos, el descubrimiento del Continente Ameri- cano. No puede comprenderse el oasis en los desiertos de Africa, sin la palma datil ; no puede admirarse la pagoda del malayo sin el cocotero : no puede recordarse la pampa venezolana sin el moriche. A la sombra del moriche vive el hom- bre, porque el moriche es pan de vida como la 11a- maron los primeros misioneros castellanos, y a sus pies esta el agua potable, la cabana, la familia. Refiere Schomburgk que los indios Macousi, en las regiones del Esequibo, creen que el unico 64 LEYENDAS ser racional que sobrevivio a una inundacion ge- neral, volvio a poblar la tierra cambiando las piedras en hombres. Este mito, anade Humboldt, fruto de la brillante imaginaci6n de los Macousi y que recuerda a Deucalion y Pirra, se reproduce todavia bajo diferentes formas entre los Tamanacos del Orinoco. Debemos la tradicion de los Tamanacos, sobre la formacion del mundo, despues del diluvio, a un celebre misionero italiano, el padre Gilii que vivid mucho tiempo en las regiones del Orinoco. Re- fiere este misionero que Amalivaca, el padre de los Tamanacos, es decir, el Creador del genero humano, llego, en cierto dia, sobre una canoa, en los momentos de la gran inundacion que se lla- ma la edad de las aguas, cuando las olas del Oceano chocaban en el interior de las tierras, contra las montanas de la Encaramada. Cuando les pregun- to el misionero a los Tamanacos, como pudo sobre - vivir el genero humano despues de semejante catas- trofe, los indios le contestaron al instante, que to- dos los Tamanacos se ahogaron, con la excepcion de un hombre y una mujer que se refugiaron en la cima de la elevada montana de Tamacu, cerca de las orillas del rio Asiveru, llamado por los espa- noles Cuchivero ; que desde alii, ambos comenza- ron a arrqjar, por sobre sus cabezas y hacia atras, los frutos de la palma moriche, y que de las se- millas de esta salieron los hombres y mujeres que actualmente pueblan la tierra. Amali^ ^ aca, via- jando en su embarcacion grab6 las figuras del sol LA LEYENDA DEL MORICHE 65 y de la luna sobre la roca pintada ( Tcpu-mercme ) que se encuentra cerca de la Encaramada. En su viaje al Orinoco, Humboldt vio una gran piedra que le mostraron los indios en las llanuras de Maita, la cual era, segun los indigenas, un ins- trumento de musica, el tambor de Amalivaca. La leyenda no queda, empero reducida a esto, segun refiere Gilli. Amalivaca tuvo un hermano, Vochi, quien le ayudo a dar a la superficie de la tierra su forma actual; y cuentan los tamanacos, que los dos hermanos, en su sistema de perfectibilidad, quisieron desde luego, arreglar el Orinoco de tal manera, que pudiera siempre seguirse el curso de su corriente al descender 6 al remontar el rio. Por este medio esperaban ahorrar a los hombres el uso del remo, al buscar el origen de las aguas, y dar al Orinoco un doble declive ; idea que no llegaron a realizar, & pesar de su poder regenerador, por lo cual se vieron entonces obligados a renunciar a se- mejante problema hidraulico. Amalivaca tenia ademas dos hijas de deci- dido gusto por los viajes ; y la tradicion refiere, en sentido figurado, que el padre les fractur6 las piernas para imposibilitarlas en sus deseos de viajar, y poder de esta manera poblar la tierra de los Tamanacos. * Despues de haber arreglado las cosas en la region anegada del Orinoco, Amalivaca se reem- barco y regreso a la opuesta orilla, al mismo lugar * Gilli. — Sa^gio de historla nmericana. 9 66 LEYENDAS de doncie habia venido. Los indios no habian visto desde entonces llegar a. sus tierras ningun hombre que les diera noticia de su regenerador, sino a. los misioneros; e imaginandose que la otra orilla era la Europa, uno de los caciques Tamana- cos pregunto inocentemente, al ' padre Gilli : « Si habia visto por alia al gran Amalivaca, el padre de los Tamanacos, que habia cubierto las rocas de figuras simbolieas. » No fue Amalivaca una creacion mitica sino un hombre historico; el primer civilizador de Ve- nezuela, cuyo nombre se ha conservado en la me- moria de millares de generaciones. « Estas nociones de un gran cataclismo, dice Humboldt, estos dos entes libertados sobre la cima de una montana, que llevan tras si los fru- tos de la palma moriche, para poblar de nuevo el mundo; esta divinidad nacional, Amalivaca, que llega por agua de una tierra lejana, que prescribe leyes a la naturaleza y obliga a. los pueblos a re- nunciar a. sus emigraciones; y estos rasgos diver- sos de un sistema de creencia tan aritiguo, son muy dignos de fijar nuestra atencion. Cuantose nos refie- re en el dia, de los Tamanacos y tribus que habian lenguas analogas a la tamanaca, lo tienen sin duda de otros pueblos que han habitado estas mismas regio- nes antes que ellos. El nombre de Amalivaca es conocido en un espacio de mas de cinco mil leguas cuadradas, y \'uelve a encontrarse como de- signando al Padre de /as hombrcs (nuestro gra&de abuelo) hasta entre las naciones Caribes, cuyo LA LEYENDA DEL MORICHE bj idioma se parece tanto al tamanaco, como el aleman y el griego, al persa y sanscrito. Amalivaca no es primitivamente el Grande espiritu y el Vicjo del cielo, ese ser invisible, cuyo eulto nace del de la fuerza de la naturaleza, cuando los pueblos se ele- van insensiblemente al sentimiento de la unidad; sino mas bien tin personaje de los tiempos heroicos, un hombre extranjero que ha vivido en la tierra de los Tamanacos y Caribes y grabado rasgos simboli- cos en las rocas, para en seguida retornar mtis alia del Oceano, a paises que habia antiguamente habitado. * Ningxin pueblo de la tierra presenta a la ima- ginacion del poeta leyenda tan bella: es la expre- si6n sencilla y pintoresca de un pueblo inculto que se encontro poseedor del oasis americano, coronado de palmeras, de majestuosos rios poblados de selvas seculares, de dilatada, inmensa pampa, imagen del Oceano. La palma moriche no solo recuerda la exis- tencia de un pueblo que desaparecio y nos dej6 su nombre y la traza de sus conquistas ; sino tambien a aquellos misioneros que fundaron en la pampa venezolana el cristianismo a fuerza de cons- tancia, de amor y sacrificios. jComo viven en la memoria de estos pneblos aquellos ministros del Evangelio! En cada uno, palmeras de diferente por- te, al mecer sus penachos a los caprichos del viento, parecen tumulos de verde follaje sobre ex- * HUMBOLDT. Viajes al Orinoco. — ROJAS. Estudios indigenas. 6S LEYENDAS tinguidos osarios. La palma Piritu recuerda a los padres observantes en la tierra cumanagota, en las sabanas que banan los afluentes del Orinoco. Re- cuerda la palma Corozo al pueblo Chaima, y a los padres capuchinos, en las fertiles dehesas de Matu- rin. Chaguarama es el nombre de la palmera que desde las costas cumanesas, cautivo a los misio- neros catalanes del Guarico: Oreodoxa la llaman los botanicos, nombre griego que significa alegria del monte. Temiche llaman los guaraunos, en el Delta del Orinoco, a una de sus bellas palmas; nombre indigena que equivale a phima del sol. Pero nin- guna de ellas, con mas historia y atractivos que el moriche, la palma historica de cuyo fruto nacio el hombre venezolano; la palma que saludo a las naos de Colon, abrig6 a los misioneros, dio alimento al conquistador fatigado y agua al herido que, despues del sangriento combate, en los dias de la guerra a muerte, sucumbia al pie de los palmares. Tu tienes tambi6n tus palmas, tierra de Coqui- bacoa. Tu portico de verdura que saluda al via- jero que visita las aguas de tu dilatado lago, esta en «Punta de Palmas," y son tus cocales florones de penachos, cinta de esmeralda que circunda tus costas. Cuando Amalivaca, el creador de la civiliza- cion venezolana, al verificarse el ultimo cataclismo geologico que levantara el suelo del Orinoco y se paseo sobre las llanuras dilatadas, para que brotaran hombres del fruto del moriche, ya el ramal andino de Itotos guardaba por el Oeste la tierra de Mara, LA LEYENDA DEL MORICHE 69 en tanto que la cuenca de Coquibacoa al llenarse con el agua de sus inntimeros tributarios, se abria paso.al mar, despues de haberse coronado de pal- meras que celebran las glorias de Amalivaca y de su esposa, fundadores de la gran nacion caribe- tamanaca. <^^^pi^ J ^ NO LA HAGAS Y NO LA TEMAS La epoca de los filibusteros en la America espa- nola, desde 1529 hasta 1717, es una de las paginas ineditas de nuestra historia patria. Durante un siglo vSe ha creido en Caracas, que esta ciudad me saqueada por el corsario Drake, cuando este marino no visito, en ninguna epoca, las costas de Venezuela; y a pesar de que, en escritos publicados ahora afios, hemos probado esta verdad, y combatido las falsas asevera- ciones del historiador Oviedo y Bafios, todavia hay quien crea que fue Drake, y no Amyas Preston, el que saqueo a Caracas en 1595. Son interesantisimos los pormenores de cada una de las invasiones extranjeras a los puertos de Marga- rita, Guayana, Cumana, Barcelona, Caracas, Coro y Maracaibo, durante los siglos XVI y XVII. Nada NO LA HAGAS Y NO LA TEMAS J I dicen los espanoles acerca de esta materia, — - que tiempo les falto para defenderse en todas las islas y eostas del continente. Para conocer estas paginas de la historia antigua, es necesario consultar a los cronis- tas holandeses, franceses € ingleses, en cuyas obras se encuentran todos los datos. Es necesario leer & La- bat, Du Tertre, Charlevoix, Oexmelin, Esquemeling, etc. , etc. El linico cronista espanol que nos ha dado a conocer las primeras expediciones a la isla de Mar- garita, es Castellanos, en sus Elegias de varones ihis- tres de Indicts. Poco tienen Herrera y Fray Simon, mientras que Oviedo y Bafios no conocio las fuentes verdaderas de la expedicion inglesa de 1595. El Olones (L' Olomnais) que equivale en espa- nol al natural de Olona, pueblecito (Sables d' Olone), a orillas del mar de laVendea, en Francia, fue el so- brenombre que llev6 el celebre filibustero Juan Da- vid Nau, nacido por los anos de 1630 a 1636. Era adn muy joven, cuando el deseo de venir a la Ameri- ca espafiola, le hizo abandonar el patrio suelo. Tan dispuesto se hallaba a la vida de aventuras y de pilla- je, que sin perder tiempo, quiso comenzar la carrera que debia proporcionarle triste celebridad. Despues de entrar en ella corao subalterno, y corrido con fortuna, llegopor sus hechos a ser jefe, hasta que victima deun naufragio, en las Costas de Campeche, tuvo la fortu- na, diremos, de caer prisionero de los castellanos, joven aun, pues rayaba en los treinta anos. Mai herido, despu6s de una defensa de muchas horas, hubo de fingirse por muerto, para lo cual mancha sus vestidos con sangre y se confunde con los 72 LEYENDAS cadaveres de sus companeros. Al retirarse los castellanos, David se levanta, sigue al riachuelo vecino donde se bana, y poniendose los vestidos de uno de los castellanos muertos en la refriega, se introduce en las cercanias de Campeche, y sin darse & conocer, p6nese al habla con unos negros de las haciendas limitrofes. Como hablase el espanol, con astucia y tino pudo seducir a algunos de los esclavos contra sus amos, y les ofrece la libertad, si en una de las canoas de la cercanias, podian tomarle en si- tio determinado, y seguir juntos a la isla de La Tor- tuga, refugio en aquella £poca de los filibusteros franceses. Realizada que fue esta estratagema, David cumpli6 su palabra, di6 libertad a los esclavos, y comienzo a nuevas aventuras. Implacable era el espiritu de venganza que le animaba contra los cas- tellanos, que quedan sorprendidos al oir de nuevo el nombre de El Olones a quien tenian por muerto. En La Tortuga, David tropieza con uno de sus antiguos companeros, Miguel Vasco, llamado tambien Miguel el Vascongado, hombre de averia, muy conocido de los castellanos. El Olones y el Vascongado, despues de haberse asociado de nuevo, convinieron en ser jefes de una nueva expedicion, en la cual el primero mandaria a bordo y el segundo en tierra. No habian fijado el rumbo a donde debian ir en pos de botin, de robos y de asesinatos, cuando se lanzan al mar y la fortuna les favorece. Despues de renido combate de tres horas, se apoderan de una embarcacion espanola, de NO LA HAGAS Y NO LA TEMAS 73 diez y seis canones, tripulada por setenta hombres, que tenia a bordo elementos de guerra, doce mil pe- sos en plata, y provisiones abundantes. El Olonts remite la presa a La Tortuga y hace regresar el bar- co prisionero, que une a la escuadra. Un hecho ca- sual le indica entonces el rumbo seguro que debia seguir. A bordo de la ultima presa estaban dos franceses ex-prisioneros de las autoridades de Mara- caibo, donde durante algunos anos, uno de ellos habia servido de practico en la barra del lago. En posesion de los importantes informes que le diera este, acerca de la riqueza de Maracaibo y Gibral- tar, El Olones resuelve seguir a ambas ciudades. Llevaba a bordo un piloto conocedor de la barra, y esto le bastaba. Contento David, con tener un guia habil, da las ultimas disposiciones a sus companeros, se hace a la vela, y llega en el termino de la distancia a la isla de Oruba, donde debia hacerse de algunas vi- tuallas. Como era su objeto llegar a la barra del lago al amanecer del siguiente dia, y permanecer en ella el menor tiempo posible, leva anclas por la tarde, navega toda la noche y muy temprano estaba ya cerca de la sonda y frente a la barra, donde me visto por el vigia que con senales aviso al castillo. Cano- nazos repetidos, indicaron, muy temprano, a los mo- radores de Maracaibo, que habia enemigos en la ba- rra. Los piratas tropiezan con dos islitas, en una de las cuales se levantaba un vigia elevado, y en la otra, que se conocia entonces con el nombre de « Isla de las Palomas torcaces,» figuraba un fortin. El vi- 74 LEYENDAS gia pudo estar quiza en la isla de Zapara, y el fortin debio ser la pequefia fortaleza que precedio a la actual de San Carlos. El nombre de Palomas torcaces que entonces tenia la isla de San Carlos, lo debio a la abundancia de estas aves. En el curso de los siglos, parece que las palomas torcaces han aban- donado su primitiva patria por la isla de Toas. j Que escena para los tranquilos moradores de la capital, cuando se enteran de la fatal noticia que les indicaba el canon! Al instante cunde el pavor por todas partes y aprestase cada uno a huir y salv r ar lo que puede llevar consigo. Salen los unos por agua, en direc- cion a Gibraltar, salen otros por tierra, y se aprove- chan de las bestias de carga que habia en la ciudad; y unos y otros se internan sin darse cuenta de lo que les aguardaba. La poblaci6n de Maracaibo no alcanzaba en aquella 6poca, 1666, sino a cuatro mil almas mas 6 menos, aglomeradas en un recinto muy diferente del actual. Las aguas del lago llegaban hasta el convento de los franciscanos, que tenia puer- tas hacia el mismo, y un castillito insignificaiite de- fendia la ciudad por la punta de Airieta. De ma- nera que durante doscientos veinte y dos afios, las aguas han formado nueva y extensa area de tierra, donde figuran la actual calle de la Marina y la calle Ancha. El filibustero llega a la costa, a un sitio distante una legua del castillito, donde el Gobernador de Maracaibo tenia una emboscada. Al desembarcar NO LA HAGAS Y NO LA TEMAS 75 las tropas, Miguel el Vascongado se pone a la cabe- za de estas, y embiste a la pequena fortaleza que era de gaviones formados de estacas y de tierra, detras de los cuales, estaban listos catorce canones y dos- cientos cincuenta hombres. Ruda y tenaz fue la pe- lea por ambas partes; mas como los filibusteros apun- taban mejor que los castellanos, estos fueron diez- mados de tal manera, que los invasores pudieron penetrar en las troneras, degollar gran parte de la guarnicion y dejar prisonera la restante. * El Olones, despues de destruir los gaviones y clavar los canones, sin perdida de tiempo, sigue a Maracaibo. Cuando los expedicionarios llegan a esta, en pocas horas, se ven Irente a una ciudad aban- donada. Ni un curioso que viniera a encontrarlos, ni un criminal que acusara a sus jueces, se acerca a la playa: era una ciudad sin habitantes. Al mo- mento los franceses desembarcan y se apoderan del caserio, donde habia almacenes repletos de mercan- cias y cuevas llenas de pipas de vino. Con seme- jante hallazgo comienza la vida alegre, y comienzan tambien las correrias por las calles de la ciudad y de los alrededores de esta, tropezando con seres des- graciados que sin medios para huir, se habian que- dado a merced de los piratas. El Vascongado establece su cuartel en la iglesia matriz, se apodera de las principales casas de la pla- za y da licencia a sus tropas para que a rienda * Anos mas tarde, el O'.iispo Fray Antonio Gonzalez de Acufia, al vtsitar estos lugnres, niando levantar en Zapara, nneva y solida fortaleza, que resistiera a nne- vos invasores. 76 LEYENDAS suelta, gozaran del ricobotin que habian conquistado. En seguida visitan y registran los cuatro conventos que entonces tenia Maracaibo : dos de franciscanos y neristas, y dos de concepciones y clarisas. Y entre- tanto que los soldados profanaban los templos y go- zaban de vida licenciosa, El Olones, acompanado de ciento sesenta soldados, registraba los alrededores de la ciudad, en solicitud de riquezas y de prisioneros, para regresar a poco con recuas cargadas de mercan- cias, de dinero, y con veinte prisioneros. Ninguno de estos se atreve a comprometer a sus compatriotas, e indicar el rumbo que habian seguido, cuando el ini- cuo pirata los somete a tormento, y aquellos infeli- ces tuvieron que confesar que los ricos de Maracai- bo habian seguido a Gibraltar. Diez dias mas tarde, El Olones dejaba la capi- tal Maracaibo para seguir a Gibraltar. Cuando los prisioneros castellanos llegan a bordo de la nave capitana, revelan a los piratas que Gibraltar estaba fortificada y toda la poblacion lista a defenderse. «No importa, anadi6 el jefe, la captura sera mejor.» Des- pues de tres dias de navegacion, la escuadra anclaba en el deseado puerto. Los fugitivos habian construi- do gaviones a lo largo de la costa, tras de los cuales se habian atrincherado y parapetado, para atacar sin ser vistos. Habian tambien levantado un cas- tillejo, a manera de terraplen, donde me colocada una bateria de seis canones. Y para oponer al ene- migo cuantos obstaculos pudieran, habian derri- bado grandes arboles con los cuales obstruian los caminos, que anegados por las lluvias de la estacion NO LA HAGAS Y NO I,A TEMAS 77 y llenos de barrizales peligrosos, contribuian como agentes de destruccion contra los resueltos invasores. Apesar de todo esto, El Olones hace desembar- car su gente, acomete con furia la primera linea de defensa y vence a los castellanos, que retroceden y pasan a la segunda, donde se hacen fuertes. Al ver los jefes piratas que sus contrarios se defendian con buen exito, se valen de conocida estratagema. Y fue el he- cho, que simulando derrota, huyen en desorden, lo que estimula a los castellanos a abandonar su venta- josa posicion y perseguirlos. Cuando El Olones ve que no le queda para avanzar sino el camino que los espanoles le habian dejado, y en el cual podian mar- char seis en fondo, vuelve cara contra aquellos. Animo, hermanos, les dice. Es preciso apoderarnos de esa genie 6 perecer. Seguidnze, y si sucumbo no os desanimeis. Asi les dice y se avalanza con todas sus fuerzas contra los espanoles. Cuando estan a tiro de pistola del atrincheramiento, se hunden en el lodo hasta las rodillas, apesar de haber aplanado el cami- no con varas de arboles, incidente que aprovechan los castellanos para disparar sobre los piratas los vein- te canones de la bateria. Caen muchos, pero las ulti- mas palabras de los que caian no hacian sino reani- mar el valor de los restantes. Animo, se decian, No os acodardeis, que nuestra sera la victoria. Y en efec- to, despu6s de inauditos esluerzos, se apoderan del atrincheramiento, y obligan a los castellanos a rendir- se, despues de haber sucumbido gran numero de escla- vos. De seiscientos que eran los castellanos, queda - ron en el campo cuatrocientos muertos y cien heridos 78 LEYENDAS sucumbio casi toda la oficialidad y entre esta el Gobernador de Merida, gran capitan que habia ser- vido en Flandes al Rey catolico. Los aventureros solo perdieron cien soldados entre muertos y heridos. Despues de tan fructilera victoria, El Olones y el Yascongado ponen todo en orden, y piensan en reunir el deseado botin. Con tal proposito salen par- tidas por los alrededores de Gibraltar en solicitud del oro y de la plata que los castellanos habfan escondi- do en los montes, aplican el tormento a los prisio- neros que no querian declarar, y aun a los heridos, que sucumbieron de tan feroz manera. « Los aventureros se detienen seis semanas en Gibraltar, continua el cronista frances, y al ver que ya no encontraban nada mas que saquear, resuelven retirarse; lo que se habrian visto obligados a hacer tarde 6 temprano, porque principiaban a resentirse del mar olor que exhalaban la sangre esparcida y los cuerpos muertos que solo estaban a medio enterrar ; pues los vencedores no se habian tornado este traba- jo sino con los que estaban proximos a ellos; y dejado a los demas abandonados a las aves y a las moscas. « Los soldados que no estaban bien curados de sus heridas, se ven atacados por la fiebre, sus Uagas se abren de nuevo, y muchos mueren repentinamen- te. Las enfermedades obligar.on, pues, al Olones a retirarse mas pronto de lo que quisiera; pero antes de su partida, hace saber a los principales prisione- ros, que tenian que pagarle rescate por aquel caserio, 6 que lo rednciria a cenizas. Los espanoles conleren- cian sobre el caso, pero inutilmente, porque mientras NO LA HAG AS Y NO LA TEMAS 79 que ellos altercaban entre si, El Olones hace em bar- car su gente con todo el botin, despu£s de lo cual vuelve a insistir sobre el rescate. « Por ultimo, al ver que los espafioles no habian resuelto nada, hace pegar fuego al caserio por sus cuatro esquinas, y en menos de seis horas queda con- sumido. En seguida da a entender a los prisioneros, que si no pagaban cuanto antes el rescate en el lugar a donde iba a. conducirlos, tendrian que prepararse a recibir ellos mismos igual trato. El rescate fue pagado. « En el termino de la distancia, El Olones re- tornaba a Maracaibo, acompanado de sus prisione- ros, a. quienes da la orden de traerles quinientas vacas gordas para reabastecer sus barcos. Asi lo hicieron prontamente creyendose libres con esto; pero la cosa fue de otra manera, porque les pidi6 ademas el res- cate de la ciudad, concediendoles ocho dias para pa- garlo, sin lo cual les juro quemarla como habia he- cho con Gibraltar. « Mientras que los espafioles trataban de reunir el rescate que El Olones les exigia por la ciudad, los aventureros demolian los templos, embarcaban los ornamentos, cuadros, imagenes, esculturas y campa- nas, para llevarlo todo a la isla de La Totuga, donde querian construir una capilla. Y no habia aun tras- currido el tiempo concedido por el jefe de los pira- tas para el rescate, cuando este llega : tan intranqui- los estaban los castellanos por tener tales huespedes en sus casas. « Los aventureros despues de recibir el rescate, So LE YEN DAS sin mas que cojer, saquear 6 romper, resuel- ven al fin dejar a Maracaibo. A lospocos dias estaban a la isla de La Vaca donde proponen repar- tirse el botin; pero como no todos estaban de acuer- do, no la llevaron a termino sino en la isla de Santo Domingo.w * « No la hagas y no la temas,» dice una sentencia castellana. El Olones, despues de nuevas aventuras por las costas de la America Central, despu6s de ha- ber saqueado nuevas poblaciones; torturado y sacri- ficado a centenares de hombres desgraciados, ve que su estrella mengua y que la fortuna le abandona. Son las amistades constantes y sen'iciales si la fortuna sonrie, e inconstantes y fugitivas cuando sopla el viento de la desgracia. El primero que abandona al Olones es Miguel el Vascongado, des- pues todos los discipulos del famoso pirata. Cuando le llega la ultima hora, El Olones, despues de nau- fragar en las cercanias del golfo de Darien, busca la costa, y cae en manos de indios antropofagos de la isla de Barou. Alegre se llevan los indios bravos la buena pre- sa que les proporcionaba la suerte. Ni llanto, ni suplicas, ni promesas de nin'gun genero, aplacan el corazon de los indios. Rica es la presa y abundante sera el festin. Despues de bailar en derredor del Olo- nes que fue amarrado de un arbol, los antropofagos le sacrifican, dividen en diversas porciones el cuerpo * OEXMF.LIN. Mistoire des aventuiiers fiilibustiirs etc., etc.— 1784. I.yon, vols. NO LA HAGAS Y NO LA TEMAS 8 1 las asan; y lentamente, en medio del entusiasmo, los indios dejan satisfecho su apetito. El que hizo derramar tantas lagrimas, atormen- to tantos hombres y arruino tantos pueblos, estaba destinado a tener por sepultura, sin cruz y sin flores, los est6mag'os de los caribes del mar antillano. £tfg£?($£pZ$£^£&<&& LAS FLAGELANTES DE MARACAIBO De las epidemias morales que, en remotas epocas, han afligido a los hombres, ninguna mas alarmante que la conocida en la historia con el nombre de « Los Flagelantes. » Consistia en pro- cesiones numerosas de penitentes, en ocasiones desnudos, en otras vestidos de sayones blancos y cubierta la cabeza de lobrego capuz. Poseidos del amor divino, creian estos, que sin dolor y torturas no podia conseguirse el perdon, y por lo tanto, armados de fuertes disciplinas rematadas en sus extremos de puntitas de acero, se inflingian sendos azotes, hasta que de la espalda, que llevaban desnu- da, brotara sangre. Como las procesiones habian de ser publi- cas, la epidemia ganaba proselitos, a proporcion LAS FLAGELANTES 83 que atravesaba campos, pueblos y capitales, 6 infundia horror al pecado y la necesidad de sa- tisfacer a. Dios por medio de penitencia tan es- candalosa como repugnante. <; Cual fue el origen de esta perversion del sentido comun ? Sin duda que causas superiores tenian que engendrar semejante rnonomania. La intermitencia de la epidemia in- dicaba su origen tambien intermitente; y para so- licitar la causa de estas perversiones del espiritu, debemos buscarla en las persecuciones de los go- biernos, en las guerras religiosas, en las epidemias fisicas que, llevando a la desesperacion a ciertos hombres, los precipitan a. buscar la reaccion en nueva serie de males interminables. Un historiador nos dice que los primeros penitentes aparecieron du- rante el siglo XI. En 1260, en los dias en que la sociedad italiana habia quedado aniquilada por las luchas entre giielfos y gibelinos, la reaccion re- ligiosa vino como corolario de situacion tan precaria. En 1348, durante la peste que azoto a Alemania, conocida con el nombre de la mtterte negra, la epidemia llego a su colmo, y hombres y mujeres aparecieron casi desnudos y confundidos en publico, y se flajelaron a. maravilla. Viejos y jovenes, nobles y plebeyos fueron victimas de esta penitencia feroz, en que todos parecian como poseidos de la necesidad de desgarrarse las carnes, de verter sangre y de martirizarse de la manera mas cruel que les fuera posible. Asi figuraron estas procesiones de alucinados, durante muchos afios de la Edad Media y aun 84 LEYENDAS despues del descubrimiento de America, las cua- les recorrieron la Alemania, el Austria, Italia, Francia, los Paises Bajos, Espafia, Suiza y hasta Inglaterra. Censurada por el sentido comun, tales muchedumbres fueron igualmente perseguidas por el clero y comunidades catolicas, y amenazadas por los gobiernos y los Papas, y hasta por la Inquisi- cion, que las sometio a severos castigos, y hubo de lanzar a la fatidica hoguera a algunos de sus pro- motores. Poco a poco fue modificandose la epidemia, hasta el punto que las procesiones salian una vez por afio, el viernes santo, en que se repetian las mismas escenas repugnantes que en pasadas epocas, sobre todo, en los primeros treinta anos del ultimo siglo. Un celebre historiador italiano, en el estudio que hace de la epidemia moral, nos dice que los espiritus estaban no solo dominados por el amor divino, sino tambien en parte por el terrenal. «Y en prueba de esto, asevera que ciertos flajelantes, bajo las ventanas de sus pretendidas, redoblaban con vigor los azotes en honor de la dama de sus pensa- mientos, e indicaban con ello que estaban dispuestos a sufrir por ellas. Una mirada a Dios y otra a la angelica nina. Un latigazo para el cielo y otro para la tierra.» * Tal hecho esta en armonia con la razon. El amor terreno, si es puro, exige tambien el su- * Ailolfo B.'irtoli.— Estudios Historicos, Roma 18S1. LAS FLAGELANTES 85 frimiento. « Toma tu cruz y sigueme, » dijo Jesus. La cruz del matrimonio, para ser fructifera, necesita del dolor, de la resignacion y hasta del sacrificio. Los disciplinantes actuales, que se mortincan, ya en el recogimiento del claustro, ya en el hogar, pero sin hacer gala publica, sin ostentacicn ni fanatismo, han contribuido, animados de una es- peranza celeste y apoyados por la fe, a desterrar por completo, hace ya muchos anos, las escanda- losas procesiones de las turbas de monomaniacos que infestaron la Europa en pasadas epocas. Fue costumbre en Caracas, desde antiguos tiempos, sacar en procesi6n por las calles de la ciu- dad, la imagen de la Virgencita de Copacabana, siempre que la sequia tostaba los arboles, agota- ba las fuentes y era causa de malestar y epide- mias. La poblaci6n llena de fe, acompanaba a la imagen, y a poco llovia a cantaros. Este culto a la Virgen indicada, que habia comenzado des- de los primeros dias del siglo decimo septimo, pudo conservarse hasta ahora cincuenta anos. Demoliose la antigua Ermita de San Pablo, fundada en 1580, y la Virgen fue conducida mas tarde a la Basilica de Santa Teresa, donde hoy se conserva. El culto de los pobladores de Maracaibo por la Virgen de la Chiquinquira, llego a mediados del ultimo siglo a tal grado, y fue tanta la confianza que en ella tuvieron los necesitados, que al fin tu- vo que ser aquella la abogada de cuantos infortu- nios afiigian a la comunidad. En efecto, al comenzar el ano de 1 770, siendo Gobernador de S6 LEYENDAS la provincia Don Alonso del Rio, presentase una sequia con caracteres tan alarmantes, que las auto- ridades politicas se hallaron en la necesidad de tomar energicas medidas. Corrian los meses sin que cayera una gota de agua, se secan los algibes, comienzan los arboles a agostarse, a morir los ani>- males y a surgir enfermedades debidas al exceso de elevada temperatura y a la ausencia de vapor acuoso en el aire. Entre lamentos y oraciones, lanzanse los rao- radores de Maracaibo a los templos, al llegar la tarde, y en ellos lloran y piden a la Providen- cia, que los salve de tan crudo trance. Y como en esta capital es de necesidad urgente apelar a la milagrosa imagen de la Virgen de Chiquin- quira en todos aquellos casos en que haya nece- sidad de calmar dolores, de satisfacer necesidades, de veneer con la fe y de esperar en la misericordia divina, la Virgen fue el ancora de todas las aspi- raciones. Durante las noches en que los templos estu- vieron abiertos, oradores sagrados ocuparon la Catedra del Espiritu Santo, porque se hacia ne- cesario mitigar la desgracia con la palabra de Dios. Asi se sucedieron los dias, y el agua no caia, cuan- do por orden del Vicario de la ciudad, los sacer- dotes anuncian en cierta noche a los fieles, que habia llegado el momenta de la mortificacion, y que para calmar la ira del cielo, los pobladores de Maracaibo debian salir en procesion publica y publicamente azotarse cada uno, como unico medio LAS PLAGELANTES 87 que podria ponerse en accion para que cesara la ira del Senor. Los moradores acojen el pensamiento, y al instante los sacerdotes comunican a los habitantes un extracto del acuerdo, del cual tomamos lo si- guiente: « A fin de aplacar la colera divina, en las criticas y aflictivas circunstancias en que estamos, ordenamos la salida de seis rogativas publicas que se verificaran asi: las tres primeras seran de hombres, y saldran desde el anochecer por todas las calles del pobla- do, acompaiiadas de uno de los sacerdotes de Ma- racaibo; las siguientes, de mujeres, recorreran las calles mas publicas, desde las 9 hasta las 11 de la noche, € iran acompafiadas de todos los sacerdotes existentes en la ciudad. Ademas, como la morti- ficacion de la carne y el castigo de si mismo, agra- dan al Senor, tendran hombres y mujeres que pre- sentarse provistos de gruesas disciplinas, para que se flagelen publicamente las espaldas, ademas de lle- var, los que quieran, cruces y maderos pesados cuya conduccion sirva igualmente de mortificacion al cuer- po, etc., etc., etc.» Al enterarse el Gobernador detal acuerdo, man- do llamar al Vicario y le manifesto la extraneza que le causaba el que las mujeres hicieran parte de actos publicos que la civilizacion habia reprobado y con- denado hacia rantos aiios. — Obedezco, sefior, a dictados de mi conciencia, y puedo probaros que la iglesia catolica tiene auto- ridad en que apoyarse para tolerar y hasta patrocinar estas saludables procesiones. LEYENDAS — Ossuplico, senor — contesta el Gobernador — que suprimais la asistencia de mujeres a semejante acto, que sera para ellas causa de corrupcion y para la ciudad un escandalo. — Obedezco a ordenes superiores, senor Gober- andor, y no me es licito separarme de ellas. A pesarde todo esto, las procesiones comienzan. Si en la de hombres hubo escenas ridiculas € inmora- les y se oyeron dichos equivocos, pues desde las ventanas, las mujeres de Maracaibo veian pasar la procesidn y se recreaban en presencia de escenas gro- tescas, y prestaban los oidos a frases que, cual flechas lanzadas por habil cazador, llegaban a su destino ; en la de mujeres, la delicadeza descendi6 bajo cero, y las ninas recibieron la primera leccion de amor mundanal. Cuando concluyeron las procesiones de hom- bres, el Gobernador Don Alonso de la Riva exhorto de nuevo al Vicario a que no llevase a remate atentado tan publico contra el pudor de la mujer. El Vicario se hizo en esta ocasi6n mas sordo que en la primera, y el mandatario politico hubo de ser testigo obligado del vilipendio inferido 6. la mujer venezolana. En el oficio que aquel dirigi6al monarca, leemos: « Jamas, senor, ciudad alguna de America y de Espana presencio actos tan inauditos, tan ofensivos & la dig- nidad y pudor de la mujer. Cuando presencie" las procesiones de hombres, nada dije; pero cuando vi que se Uevaba a cabo la de mujeres, trate" de impe- dirla con consejos y observaciones, mas todo fue LAS FLAGELANTES 89 inutil. Ni por cortesia me comunicaron las autorida- des eclesiasticas de Maracaibo tan funesta y repug- nante innovacion en la historia de un pueblo. » Cuando Carlos III conocio los pormenores de lo que habia pasado en Maracaibo, dicen que excla- mo: J Santo Dios, la mujer vapulandose publicamen- te, en las prolongadas horas de la noche y en pre- sencia de los hombres de una ciudad! Y dirigiendo- se al Secretario de Ultramar, agrega: «Diga usted al Gobernador de Maracaibo, que sea esta la primera y ultima vez en que salgan las mujeres en penitencia escandalosa. Que no haya procesion de ninguna es- pecie, sin la licencia concedida por el Obispo, y que cuanto dispongan el Vicario y curas de Maracaibo, tiene que ser sometido al dictamen de su Goberna- dor. En cuanto a los sacerdotes autores de tamano escandalo, mando que sean sometidos ajuicio, por haber desobedecido las sinodales del Obispado de Caracas, pauta que debia servir en casos semejantes.» Y en otro oficio al Obispo de Caracas, leemos, entre otras cosas: «Ordena S. M. decir al Obispo de Caracas y de Venezuela, que lo sucedido en Mara- caibo respecto de las procesiones publicas de muje- res, no es la religion de Cristo, que nada tiene de escandalosa y de ludibrio.» >:< I Llovio despues de las flagelaciones ? Lo igno- ramos. r JULXJULx_ fi Pape'.es y Rentes Cedulas de la Obispalia de Caracas. 12 i$fr&£fr£fr£fr£fr£fr£fr£fr£fr£fr$frS^ EL PRIMER BUQUE DE YAPOR EN LAS COSTAS DE PAR1A Ninguna region tan esplendida en la historia de America, ninguna mas digna de recibir en sus costas la primera nave de vapor en los mares antilla- nos que la celebre de Paria. Uno de los majestuo- sos rios del Nuevo Mundo, el Orinoco, al abrirse paso por entre numerosas bocas, vacia sus aguas en el Atlantico, cuyas olas huyen a gran distancia de la costa americana, lejos del hermoso delta coro- nado de islas y de' palmeras, y del dilatado gollb, ya manso, ya temido, desde cuyas costas saludaron los Parias a las carabelas de Colon, en 1497. La brisa embalsamada de los montes, la perla que ocultan los escollos de las islas, los manglares, entre cuyas raices aereas, se rompe la ola que lame las orillas; ruinas seculares que nos recuerdan la lucha san- EL PRIMER BUQUE DE VAPOR 9 1 grienta entre dos razas, y el sepulcro de los primeros martires en las costas del Nuevo Mnndo; la coli- na siempre verde, porque la acaricia primavera eterna; las rocas, los arboles, los rios, las grutas y ultimamente, los descendientes de aquellos Pa- rias vencidos por la fuerza, hoy vencedores, des- pues de sangrienta lucha: he aqui los factores de esta sublime regi6n de Paria, en cuyo Golfo, la ima- ginacion de Colon creyo ver el Paraiso terrenal. La peninsula de Paria limitada al Este por el golfo del mismo nombre, lo esta al Oeste por el de Cariaco, cuna y tumba de los primeros misio- neros cristianos sacrificados por la humana codicia. En toda la costa, entre uno y otro golfo, estan los sitios de Maracapana, Cariaco, Cumana, Rio Caribe, Carupano, Guiria y otros mas, todos celebres en los dias de la conquista castellana, mas celebres auh cuando la guerra a muerte hizo de cada hombre un centauro y de cada roca 'un baluarte. Her- mosas islas descubiertas por Colon, coronan la cos- ta Norte, en tanto que la isla inglesa de Trinidad cierra el golfo de Paria por el Este. Al Sur esta el pintoresco Delta, despues, Orinoco, con sus nu- merosos tributarios, y la tierra que se prolonga hacia el austro. Ya hemos dicho en otro escrito, que Paria es el portico oriental del Nuevo Mundo. Desde el cabo Galera, hoy Galeote, al Sur- este de la graciosa Trinidad, contemplo Colon el dilatado Delta del Orinoco, en la mafiana del 31 de julio de 1498. El 2 de agosto siguen sus cara- belas a la punta del Arenal, hoy Icacos, hacia el 92 LEYENDAS Sudoeste, donde anclan. Al instante puede cono- cer a los moradores de la comarca, que, en grande canoa, se adelantan a. contemplar las carabelas: eran esbeltos, simpaticos, mas blancos que cuantos indios se habian conocido hasta entonces, y de ade- manes cultos y graciosos. Cargaban escudos, y en la cabeza pafiuelos de algodon tejidos a labo- res, por lo que juzgo Colon que eran mas civiliza- dos que los indios de las Antillas. Manda el almi- rante a los marinos castellanos que danzen al son de la musica; pero los parias tomando esto por comienzo de hostilidades, retroceden a la costa, despues de lanzar sobre las carabelas abundantes flechas: eran dos civilizaciones que al acercarse, no podian de pronto comprenderse. Tranquilo estaba Col6n en su carabela, cuando durante la noche del 2 de agosto escfichase hacia el austro ruido espantoso. El almirante sube y cu- bierta y ve elevada montafia de agua que se preci- pita sobre el bajel. Por instantes, la embarcacion temblorosa queda suspendida sobre la espantosa ola, y Colon se cree perdido: pero al momento todo vuelve a la calma: era la corriente impe- tuosa de uno de los cafios del Delta que buseaba salida por la boca situada al Sur del golfo. Es- ta impresion de un peligro inesperado, asi como las contorsiones del agua, entre numerosos arrecifes, dio motivo para que Colon diera a aquel estrecho el nombre de Boca de la Sicrpe. Al nacer la aurora del 3, y favoreeido por la brisa, sigue C0I611 hacia el Oeste, donde aparece EL PRIMER BUQUE DE VAPOR 93 a sus miradas mar tranquilo de agua dulce, con sus bellas costas exhornadas de palmas: era el celebre Golfo de Paria que saludaba al hombre europeo. Desde aquel momento estudia Colon la topografia de la localidad, da nombre a los cabos, a las islas y a las puntas, descubre la salida al Norte del golfo, y hace que uno de sus tenientes acompanado de tropas, tome posesion de aquella tierra, en el puerto de Macuro, cerca de Irapa. * Armados de penachos, los indios parios de las costas occiden- tales del golfo, salen en canoas y se dirijen hacia la carabela de Colcn. Cojidos por sorpresa algunos de ellos y conducidos a presencia del almirante, este los agasaja y despues de adquirir noticias de la localidad, deja cuatro a bordo y despide a los restantes : acababan de entenderse las dos civilizacio- nes que momentos antes no habian podido avenirse. A poco comienzan los obsequios por ambas partes. Regalalos el almirante, y son por los caciques de Paria, festejados los marineros, despues de saborear los frutos y vinos de la costa de Irapa. Obsequianles igualmente las mujeres parias con graciosas sartas de perlas procedentes de la isla de Cubagua. Colon, en presencia de las bellezas de aquella costa, la bautizo con el nombre de Los Jardines. Despues de dar nombre a muchos sitios y de contemplar los manglares de Paria con sus raices * Lamartine, en su « Vida deColon," asegura que este durmio una noche en la costa de Paria, al abrigo de una tienda de campafia. Esta es una mentirahija de la inspiracion de este gran poeta, Mai podia Colon, enfermizo conio estaba, dejar las comodidades de que gozaba a bordo, por dormir en una p'.aya hiimeda y poblada de hombres desconocidos. Colon no piso jamas el Continente. 94 LEYENDAS aereas, entre las cuales se crian perlas, las ca- rabelas siguen al Norte del golfo buscando la salida. Al presenciar el choque de la corriente con- tra los arrecifes, el almirante duda si debe seguir; pero marino experto, lanzase resuelto; mas de repente cesa el viento. Ya van las carabelas a precipitarse sobre los escollos, cuando la corriente de agua dulce que viene del Oeste, las levanta y las conduce victoriosas al mar Caribe. El temor que le infundiera tan inesperado peligro, causa fu6 de que bautizara el estrecho, al Norte del golfo, con el nombre de Boca del Dragon. Se habia salvado de Sibdis para veneer a Caribdis. Al llegar a la mar libre, Colon tropieza con las diversas islas que coronan la costa oriental de Vene- zuela. Detienese en la de Cubagua, se pone al habla con los indios. Regalales platos de Valencia, y las mujeres agradecidas, obsequian a los marineros con abundantes sartas del aljofar que llevaban al cuello. Colon acababa de descubrir la existencia de la perla en las costas de Cubagua y de otra isla a la cual le puso el justo nombre de Margarita. He aqui el punto de partida de los mas horrorosos crimenes y de la mas escandalosa irrupcion de aventureros que iban a surgir en los primeros anos de la conquista castellana. Y dejando aquellas islas y la dilatada costa de la peninsula de Paria, comienzo de la porcion Sur del continente americano, parte Colon para no vol- verlas & ver mas. Vieron los parias partir las carabelas que pronto debian retornar a aquellas regiones con horn- EL PRIMER BUQUE DE VAPOR 95 bres feroces, los cuales debian exterminar una gran porci6n de la raza indica, incendiar los poblados, ta- lar los campos y dejar como recuerdo de victoria, el suelo empapado en sangre y sembrado de cadaveres. Pero de aquel monton de ruinas debia surgir el cisne de la fabula. El paria que no habia conocido por embarcaciones sino el cayuco y la curiara, llego a contemplar la carabela que le anunciaba el progreso de la nautica. Anos mas tarde, conoce la goleta y tras esta el bergantin. A poco, apareceen los mares de Pa- ria el navio y tras este la fragata. Asiste el indio a la lucha del castellano contra filibusteros franceses, ingleses, holandeses, feroces buitres que se disputan la presa americana. Contempla el indio a sus anti- guos perseguidores en la defensa del suelo america- no, y tornase el odio en admiracion. Asi continuan los parias, y con estos sus hermanos los chaimas, cu- managotos y guayqueries, hasta el dia en que de las mismas cenizas de razas mezcladas debia renacer, por segunda vez, el cisne de la fabula. Cuando llega esta epoca, armansetodos ellos en defensa del patrio suelo, y a los clarines belicos de Margarita, de Cumana, de toda la region de Paria, asisten a la pelea, ven- cen, luchan, mueren y renacen para asistir de nuevo a la lid. Presencian las carnicerias de la guerra a muerte, afilianse en los batallones de Marino, Ber- mudez, Gomez y Arismendi, e impasibles ven llegar la bella escuadra de Morillo, para ser a poco testigos del incendio del navio «San Pedro, » en las aguas de Coche. Habian luchado contra la naturaleza y contra los hombres, y nada les habia arredrado, 9& LEYEXDAS porque ignoraban el progreso de la ciencia y no ha- bian conocido los prodigios de la nautica; es a sa- ber, el monstruo marino, la maquina que rueda so- bre las olas embravecidas, y deja tras si blanca cabellera de espuma, y avanza y se aleja, 6 se acerca, brama, ronca, mtije, silba, lanza a los aires sus bo- canadas dehumo, tachonadas de chispas, y celebra ella misma sus triunfos sobre el salado elemento. Lo qu2 habiau hecho sus antepasados, hacia tres sigios, huir delante de la carabela de Colon, debian ha- cerlo sus descendientes en presencia de la obra de Fulton, cuando por la primera vez visit6 esta las costas de la America del Sur. En una y otra epoca eran dos civilizaciones que de pronto no podian comprenderse. Eran los dias en que Bolivar, despues de pro- longados aiios de sacrificios y de desventuras por la emancipacion de Venezuela, alcanzaba triunfos bri- llantes en las pampas del Apure y el Arauca. En este entonces, fines de 1818, llega a las costas de la isla inglesa de Trinidad, frente al golfo de Paria, el pri- mer bote de vapor que iba a recibir los saludos del continente americano, en las costas orientales de Ve- nezuela. El primer ensayo de Fulton en las costas de la America espafiola, no podia efectuarse sinoen el Delta del Orinoco, en el celebre gollo que vio zozo- brar la carabela de Colon, y donde tierras y aguas, y pampas y cordilleras, soles y estrellas, cantaron hosanna al descubridor del Nuevo Mundo El gobierno revolucionario de Angostura se olre- cio a secundar esta primera empresa de comunica- EL PRIMER BUQUE DE VAPOR 97 ci6n rapida entre el Orinoco y las costas de la Trini- dad; empresa que por el pronto solo exigia veinte novillos gordos y baratos, eomo carga, y el combus- tible necesario para alimento de la maquina. El bote caminaba 6^/2 millas por hora, salvando en tres la distancia que antes exigia nueve; suceso que hubo de llamarla atencion de toda la comarca. Refierese a esta epoca el hecho de que cuando el Goberna- dor de la Trinidad senor Wooffor, paseaba en el bote-vapor las aguas de Paria, y salia de Rio Caribe una goleta con pasajeros que iban a la vecina isla, los tripulantes al encontrarse con el monstruo flotan- te, como llamaron los guayqueries y parias al bote, y ver las ruedas que cortaban lasolas, y la chimenea de la cual salian en confusion espesas bocanadas de humo, gritan, se desesperan, claman misericordia. Los unos acuden en su dolor, a la Virgen de su de- vocion, otros a los penates protectores de los rhari- nos; y creyendose perdidos, se lanzan al agua, y con rapidez, a nado, ganan la costa, no dejando a bordo sino a un pobre cojo que, por no poder huir, se resigna a ser victima del monstrzw marino. * El go- bernador Wooffor, testigo de suceso tan imprevisto, viendo abandonada la goleta, la hace remolcar por el bote y la conduce a la casa consignataria en Trinidad. Referia el cojo, que, cuando la tripulacion de la goleta vio de cerca el monstruo, fue tanto el pavor que este infundiera que, el mismo, olvidtindose de su cojera, iba a lanzarse al agua, cuando cayo y no pudo levan- * La noticiade este suceso covre inserta en el -Correo del Orinoco,- Angostura 1818— 1819. 9S LEYENDAS tarse: tal fue la impresi6n que entre los descendien- tes de los primitivos Parias produjera el primer bote de vapor en las costas de la America del Sur. En 1822 los sefiores Alfredo Seton y Juan Bau- tista Dallacosta, de Angostura (Ciudad Bolivar), so- licitan privilegio del Poder Ejecutivo de Colombia, por ocho anos, para navegar en aguas del Orinoco, en un bote de vapor. El Gobierno, no encontrandose con autoridad suficiente para firmar el contrato, ma- nifesto a los interesados, que la concesion del privile- gio competia solamente al Congreso de la Repu- blica. En 1823 el Coronel James Hamilton obtiene del Congreso de Colombia el privilegio de navegar el Orinoco y otros rios, por buques de vapor, a cuyo efecto se comprometia apagar la suma de veinte mil pesos, si al cumplirse el plazo de un afio no habia dado comienzo a los trabajos. Llegado el plazo fija- do, el Ejecutivo de Colombia quiso cobrar la multa a Hamilton, por no haber llenado los requisitos del contrato; pero el contratista prob6 lo contrario, que habia dado cima al proyecto antes de vencerse la fecha fijada. A fin de cuentas, el 29 de enero de 1829, a las 10 de la noche, llega a Angostura el primer buque de vapor que saludaba de antemano a la ciudad historica que debia tener y tiene el nombre glorioso de Ciu- dad Bolivar. Este primer vapor llamado Venezuela^ su capitan E. A. Turpin, fue propiedad del Coronel Hamilton. Doce anos mas tarde, en 30 de noviembre de EL PRIMER BUQUE DE VAPOR 99 1 841, anclaba en aguas de La Guaira, el Flamer, primer paquete de vapor que abria el franco entre Europa y los paises de la America del Sur. Ninguna region mas celebre y meritoria para saludar la cieneia de Fulton que aquella de Paria, donde esta el celebre golfo quesaludo a Colon, la pri- mera tierra que contemplaron sus miradas en 1498, y donde tres siglos mas tarde, creo Bolivar la primera Asamblea de Colombia. La cieneia de Fulton saludo a Colon en las aguas de Paria en 1818: seis afios mas tarde, la primera idea de una locomotora al traves de los Andes, debia surgir en el espiritu de Stephenson, en presencia del pico de Naiguata, y en la cuna de Bolivar, en los dias en que el triunfo de Ayacucho coronaba la libertad del continente, 1824. Asi, los grandes sucesos en el mundo politico, coin- ciden con los fecundos descubrimientos del mundo cientifico. Bolivar, Fulton y Stephenson no podian ser sino contemporaneos. Si; a proporcion que los pueblos se emancipan, el espiritu de la cieneia viene al encuentro de las nuevas nacionalidades, como para probar que la libertad del hombre y la luz de la cieneia son emanaciones de Dios. PEOR QUE EL OLONES ES EL INGLES Cuando visitamos, ahora treinta y cinco anos, a Maracaibo, nos llamo la atencion un refran vulgar que dice:- ;< Rematar el templo de Chacao, ver de- sarrollado el cultivo del cafe y despu6s morir en el seno de Dios y con el carino de mi grey, he aqui mi unica ambition. Catorce afios mas tarde de aquel en que se habia efectuado tan bella fiesta en el campo de Chacao, dos de estos hombres habian desapareci- do : el padre Sojo que murio a fines del siglo, despu£s de haber extendido el cultivo del cafe' por los campos de los Mariches y lugares limitrofes ; y Mohedano que despues de ejercer el episcopado a orillas del Orinoco, dej6 la tierra en 1803. S6I0 a Blandin vino a solicitarle la Revolution de 1810. Abraza desde un principio el movimiento del 19 de Abril del mismo ano, y su nombre figura con los de Roscio y Tovar en los bonos de la Re- volucion Venezolana. Asiste despues, corao su- plente, al Constituyente de Venezuela de 1811, y cuando todo turbio corre, abandona el patrio sue- lo, para regresar con el triunfo de Bolivar en 1821. Siete aiios despues desaparecio Bolivar, y cinco mas tarde, en 1835, se extinguio a la edad de no- * Aludia con estas frases a la asistencia y medicinas que facilitaba a los enfermos de Chacao y de sus alrededores. 142 LEYENDAS venta anos, el linico que quedaba de los tres funda- dores del cultivo del cafe en el valle de Caracas. Con su muerte quedaba extinguido el patronimico Blandain. Blandin es el sitio de Venezuela que ha sido mas visitado por nacionales y entranjeros durante un siglo; y no hay celebridad europea 6 nacional que no le haya dedicado algunas lineas, durante este lapso de tiempo. Segur, Humboldt, Bonplamd, Boussingault, Sthephenson, y con estos Miranda, Bolivar y los magnates de la Revolution de 18 10, todos estos hombres preclaros, visitaron el pinto- resco sitio, dejando en el corazon de la distinguida familia que alii figuro, frases placenteras 'que son aplausos de diferentes nacionalidades a la virtud modesta coronada con los atributos del arte. Un siglo ha pasado con sus conquistas, cataclis- mos, virtudes y crimenes, desde el dia en que fueron sembrados en el campo de Chacao los primeros gra- nos del arbusto sabeo; y atari no ha muerto en la me- moria de los hombres el recuerdo de los tres varones insignes, orgullo del patriosuelo: Mohedano, Sojo y Blandin. Chacao fue destruido por el terremoto de 1 81 2, pero nuevo templo surgio de las ruinas para bendecir la memoria de Mohedano, mientras que las arboledas de «San Felipe," y las palmeras del Orinoco, cantan hozanna al pastor que rin- dio la vida al peso de sus virtudes. Del padre Sojo hablan los anales del arte musical en Vene- zuela, las campinas de «La Floresta» hoy propie- dad de sus deudos, los cimientos graniticos de la LA PRIMERA TAZA DE CAFE 143 fachada de Santa Teresa y los arboles frescos y lozanos que en el area del extinguido convento de Neristas circundan la estatua de Washington. El nombre de Blandin no ha muerto : lo llevan, el sitio al Oeste de Caracas, por donde pasa despues de veneer alturas la locomotora de La Guaira; y la famosa posecion de cafe, que con orgullo conserva uno de los deudos de aquella notable familia. En este sitio c61ebre, siempre visitado, la memo- ria evoca cada dia el recuerdo de sucesos inmor- tales, el nombre de varones ilustres y las virtudes de generaciones ya extinguidas, que supieron le- gar A lo presente lo que habian recibido de sus antepasados : el buen ejemplo. El patronimico Blandin ha desaparecido ; pero quedan los de sus sucesores Echenique, Baez, Aguerrevere, Ro- driguez Supervie, etc. , etc. , que guardan las virtu- des y galas sociales de sus progenitores. Desaparecio el primer clavecino que figuro en- tonces por los afios de 1772 a 1773, y aun se con- serva el primer piano clavecino que Ileg6 mas tarde, y las arpas francesas, instrumentos que figuraron en los conciertos de Chacao. Sobresalgan en el museo de algiin anticuario las pocas bandejas y platos del Japon y de China que han sobrevivido a ciento treinta anos de peripecias, asi como los cu- riosos muebles abandonados como inutiles y restau- rados hoy por el arte. Los viejos arboles del Avila aun viven, para recordar las voces argentinas de Maria de Jesus y de Manuela, en tanto que el torrente que se 144 LEYENDAS desprende de las altas cumbres, despues de banar con sus aguas murmurantes los troncos anosos y los jovenes bucares, va a perderse en la corriente del lejano Guaire. * 1 666S.LI 2000* T1IH13dVH0 IV O'N dO AiisyaAiNn